lunes, 15 de abril de 2013

ICONOS

Nos han enseñado a vivir tanto con los iconos que ya no podemos existir sin ellos. Las imágenes se han elevado a la peana de las sociedades consumistas, y aquello que se nos mete por los ojos va a misa. Siendo lo dicho de cierta gravedad, bien entendido, muy mal resulta cuando se aplica a la mujer. De poco sirven las palabras, los buenos argumentos y el discurso racional convincente. Las mujeres sabemos mucho de ello, porque desde hace cientos de años se nos utiliza como objetos, como jarrones bonitos que sirven para decorar la casa, las oficinas y hasta las conferencias y encuentros. Si no estamos en cuerpo y alma, enseñando tipito, no somos nadie. ¡Vaya por Dios! No somos nadie..., somos nulas o una nulidad, no tenemos cuerpo y no tenemos alma. Machismo en estado puro. No me importa nada que me travistan de no se qué (Dios les conserve la vista y la sensibilidad...), porque vozarrón tengo cuando a las vacas con enfado me dirijo, aunque más difícil me resulta lo de la cola. Dónde llega la grosería, y el desafecto (hilando fino, que lo es), el deseo de ningunear y el afán de algunos por empingorotarse a lo más alto del protagonismo sin competencia ni rival del género tonto (con que nos califican). Qué cortas entendederas tenemos cuando nos fiamos simplemente de los iconos, y los manejamos a nuestro antojo (y cuando no podemos..., los anulamos y hacemos desaparecer). A ciertas personas les molesta mucho que no se utilice la cara bonita (que la tenemos, cuidado, por lo menos eso dice mi padre) y el cuerpo esbelto de la fémina luciendo buen tipo y mejor culo; quieren a toda costa ver el cuerpecito (o el taconazo, yo que sé) y opinar si vale la pena el género, cómo te quedan los leggings de ajustados y si te pones mini de verdad ..., y luego veremos lo demás (que no le importa); quieren teñir de machismo el pensar de una mujer; quieren sembrar la duda en la verdad de tu pensamiento y hasta dudan de tu existencia..., y solo darán su brazo a torcer cuando enseñes la patita para entrar a saco y destripar tu alma de mujer. Quieren saber si luces piercing en la oreja o más allá (abajo). De verdad que me producen una tristeza grande los jerifaltes del bloguerío, que se creen intocables porque te anulan y no te dejan hablar (Sí.............ssssi), porque piensan que con sus acusaciones (algunos) y  calumnias te acallarán la boca tildándote de cobarde. ¡No...no.....y NO! La libertad es mucho más grande que enseñar pierna y una boquita edulcorada de chocolate. Qué buena prueba de que el machismo anda aún a sus anchas, vigoroso y sin resquebrajo, porque las mujeres no somos nada, ni nada pintamos. Yo misma me he quejado muchas veces de esta precariedad que hace llorar... (los blogs y la mujeres), pero de ahí a ser completamente una nulidad marcha un abismo. La femineidad tiene anchas puertas y algunas viran por lo  más bajo (seguir de puntillas al mastodonte ibérico), y nada les reprocho (tienen su derecho), pero yo me siento muy distinta y muy distante, sin entrar en los juegos malabares ni en partidas con cartas marcadas. No me gusta ser un espectáculo de circo. Qué puedes esperar de quien te niega y no te escucha; qué puedes sentir con quien te insulta y recrimina; en qué cambiará tu vida cuando los dardos esperan afilados. No. Esas no son formas de jugar, aunque tenga interés en mi tierra y en mi gente. Es evidente que no todos jugamos con las mismas armas. No recrimino nada (porque nada tengo que recriminar) a quienes también trabajan en los blogs diariamente (que merecen recompensas), pero entenderán que buena parte de ellos están en el ruedo como todos, pero hacen un toreo fácil con burladero (dinero y posición). Las mujeres tenemos que ganarnos la faena con mucho más arrimo a la cornamenta. Y no te creen aunque te vean con ojos como platos. Y para pena..., ni siquiera las colegas.  

QUE PARE EL TREN EN LOS PEDROCHES

QUE PARE EL TREN EN LOS PEDROCHES
Vista Parcial de la Manifestación en la Estación de Villanueva