miércoles, 17 de abril de 2013
Amapolas
Cómo disfruto en el campo lleno de amapolas. Está todo plagadito de ese rojo hermoseado de flores que inunda el verde y llega al horizonte. Es la reina de la primavera, que se tilda ahora de elegancia y saca cabeza entre el oleaje inmenso del verdín. Esta mañana después de la faena he andado a gusto y a mis anchas; trotando a pierna suelta con Zarandal y la Morita entre la espesa ciénaga de yerbas y aguas rebosantes de belleza: pisoteando muy fuerte como niños pequeños disfrutando en lo prohibido, saltando a trompicones entre la marabunta de colores. Qué aire y que bonanza del tempero, y qué luz más sana nos acuna la comarca. Hoy en Los Pedroches huele a fiesta grande y yerbabuena, algodones tendidos en el aire que saben como azúcar. La amapola es la emperatriz de la escena, coquetona y resabida, y gracejo no falta aunque presume más de lo que tiene. Se alza con talle y con orgullo cual princesa en fiesta de verano, altiva y desenvuelta como nadie; creo que en fondo es tímida y coqueta, luciendo volantes de pitiminí con humildad suprema. Dice mucho y calla poco, porque es frescona y buena gente. Como a los hombres nos pasa, de vanagloria presume, pero es porque rebosa humildad por los poros de su sangre. Sus debilidades son prurito de gracia y galanura. Con la delicadeza de un soplo se le hace temblar su corpulencia, que es frágil como el cristal de Bohemia. Con el rojo intenso del vestido -como la sangre de los animales-, que es gala en el campo labrantil, se tilda la muy tuna de brocado a la cabeza: y luce como nadie el tocado de estambrera como finas mariposas...,libando los manjares de la flor. Con el tiempo por delante, sin apremio y a mis anchas, miro con cuido esos pétalos de sangre que flamean como ondas de agua en eterno movimiento. Qué hermoso el porte y el silencio..., qué grande la belleza de esta tierra..., qué inmensos los colores expuestos a la vista. Despierto al rato de la plácida ensoñación, y entre la sordina del resolló de mis perrillos salgo al trote para alcanzar las voces de mi padre, que me espera con paciencia al otro lado...., y sabe muy bien de mis amores a ratos