sábado, 29 de marzo de 2014

Exhaustos (AVE)

La llegada del AVE a Los Pedroches nos ha pillado desvanecidos y a contrapié. Claro que lo esperábamos de un día para otro, pero de otra manera. Después de una larguísima andadura…, después de un camino sin fin…, después de una cuesta empingorotada de muchos vericuetos…, al fin llegamos arriba desfallecidos y sin aliento. Arribamos a la cima sin resuello siquiera y sin darnos cuenta de que hemos legado, porque finalmente hemos alcanzado la meta y no te esperas el desenlace de inmediato. Aquí arriba te quedas como atolondrado y sin aliento, mirando a los lados con incredulidad y un poco de desconfianza después de tamaña empresa. El tren de alta velocidad ha sido para nosotros más que una aspiración una ilusión irreal, que hasta hemos creído inalcanzable a pesar de desearla y dejarnos la sangre en el intento. La ficción de la consecución ha sido tanta, que en los últimos envites de los políticos y coros de la Corte ya no se hacían siquiera ni reivindaciones (de cuantos, cómo, tipos…) concretas de horarios o costes, sino simplemente esperar la limosna como fuere. Los ciudadanos hace tiempo que perdimos el pulso a las instituciones, que saben bien como templar ánimos y tienen paciencia más que sobrada para soportar bravatas que simplemente se quedan en el aire. Ahora veremos el AVE con unas lentes deformantes al tenor de unas aspiraciones cumplidas, de unos anhelos minimizados, de unas perspectivas plagadas de incertidumbre…, y de un futuro que tal vez no se corresponda con nuestro retrato robot plagado de satisfacción y esperanza. En todo caso, lo que sí ha quedado demostrado es que la comarca se alzó como nunca, por primera vez unida, para luchar por un ideal que más que una quimera de fondo representó el nacimiento de cordón umbilical rubricado por una conciencia colectiva. No es poca cosa. También ha sido importante la perseverancia en el empeño, que aún teñido de contrapuntos y desengaños ha servido para fortalecer los lazos y enseñarnos que las grandes aspiraciones tienen un coste, pero finalmente se pueden alcanzar. Aparte de los objetivos perseguidos, y el sinuoso camino, también hemos aprendido mucho de los políticos, que los conocemos más a fondo y sabemos lo que son, de sus mentiras y falacias, su falta de respeto y consideración, oportunismo, manipulación y grosería. De sus aristas y angulosidades hemos aprendido bien las lides de la política y la lejanía con nuestras necesidades. Seguro que nos siguen engañando y encandilándonos en la carrera de nuestra vida con hipnotismo de serpiente, pero no será porque no conozcamos muy buen los trucos del animal, de la cesta y de la flauta. Mañana será un día histórico para nuestra comarca, aunque la gesta del AVE habrá que recordarla como una pugna al infinito durante más de un lustro. En la Estación deberían poner una exposición intemporal de esta agonía que, a estas alturas, parece ya casi histórica y sujeta al desgaste de la perspectiva. Desgraciadamente hoy, en vísperas de las primeras paradas del tren, nos encontramos exhaustos y con el sabor agridulce de un fruto que nos sabe raro al paladar. De momento carecemos de la sonrisa exultante de un gran logro, que se nos ha quedado en una mueca un tanto insulsa y desconcertante, aunque tengamos el rostro de la obra maestra de la Gioconda.

miércoles, 12 de marzo de 2014

MUJERES

A diario, ahí es cuando hay que reivindicar el papel de la mujer. Creo que sigue siendo necesario que nosotras apostemos por nosotras, que no sean las instituciones (o los políticos) las que nos tengan que poner el membrete, que es lo que hasta ahora pasa,  regalándole los oídos a unas cuantas que son mediáticas y se conforman con salir en la foto. Chica prebenda para tan alta causa. Las mujeres tenemos que estar de lleno en la sociedad no porque queremos ser iguales, sino porque no somos diferentes, porque tenemos las capacidades necesarias para estar en lo más alto y lo  más bajo de nuestro mundo como todos; porque somos cientos de mujeres en las universidades y ámbitos profesionales, en la casa y el deporte, en los medios de comunicación y en la calle. No deberíamos de tener que hacer nada extraordinario, pues por lógica, como en el amplio espectro de la vida, donde hay vino se bebe vino, y donde hay agua beben agua; pues si en el  mundo hay mujeres todo tiene que estar no solamente impregnado de mujeres (y encima para lo malo y especulativo), sino constituido en esencia por una parte de mujeres. Somos nosotras, repito, las que tenemos que parapetarnos con fuerza aquí y allá, en lo más alto de la empresa y sus direcciones; en la escuela y los institutos aprendiendo a no ser distintas ni distantes; en la casa y fuera de ella evitando replicar los roles tradicionales. La discriminación de la mujer tiene mucho legado heredado, sobra decirlo, pero para romper esa inercia debemos nosotras hacer mucho presente con una posición destacada, inequívoca, demostrando lo que somos, y volcar nuestra mirada al futuro sin miedos ni manipulaciones burdas. En las propagandas de apoyo a la mujer hay mucha carátula ficticia y de escaparate, que no vale para mucho, aunque no sobre; pero la realidad se supera con realidades, y esas las hacemos nosotras (o no) a diario. Creo que a veces nos falta impulso y decisión verdadera, y acaso encontremos en ocasiones en la desigualdad lugares acomodaticios que en muchas ocasiones no se entienden; aspiraciones precarias que se desfogan con solo decirlo y no hacer nada. El machismo que abunda por doquier no puede ser solo cosa del pasado o de los hombres, y tal vez tengamos que hacer una lectura un poco seria de lo que es el hombre y la mujer como seres humanos sin distinciones de notoriedad. Queda mucho trabajo por hacer. Claro que la tradición machista es un hueso duro de roer, pero aquí nos lo jugamos todo si queremos que nuestra existencia cambie; sino, ya sabemos lo queda: más de lo mismo. Hoy recordaba haciendo una retrospectiva, meditabunda durante el ordeño, de esa España que en la historia de la Literatura te deja helada: pareciera como si la mujer no existiera a través de los siglos y no hubiera escrito nada entre la corte infinita de los juglares ni en los romanceros, ni nada pintara entre la pléyade de los Rojas, Fray Luis de León, Juan de la Cruz, Jovellanos, Cervantes, Santillana, Hita, Góngora, Quevedo, Montemayor, los Valdés, Feijoo…; cuánto cuesta traer a la palestra alguna mujer que, quizás, fuera empingorotada por su especialísima capacidad y sentido místico (o político, a su manera) más que literario, como Santa Teresa; o alguna preceptora avezada en lides de otro tipo como Dª. Beatriz Galindo…, o esas pocas contemporáneas que empiezan a alzar la voz ya roncas del desasosiego vital, como Rosalía, o corajudas y eminentes como la  Bazán, la Campoamor o la Kent; bien es verdad que el séquito postrero ya es contundente, pero en forma alguna suficiente ni igualado en lances. Pero que corta presentación para tan larga andadura. Es desde luego para pensárselo y reflexionar sobre ello. No podemos pasar por la vida sin dejar huella en nuestra historia: no porque dé la impresión de que no existimos, sino porque en realidad una parte importante de nosotros en verdad no existe bajo este prisma de inferioridad admitida (o consentida).   

 

QUE PARE EL TREN EN LOS PEDROCHES

QUE PARE EL TREN EN LOS PEDROCHES
Vista Parcial de la Manifestación en la Estación de Villanueva