PREMIO SOLIENSES. ENSALZANDO LA CULTURA

Claro que sí. La cultura "de verdad" fluye sola por sus fueros, sin que necesariamente nadie la apoye ni la levante, pues la senda de lo popular encuentra en las gentes llanas el mejor substrato de manutención; de donde emana y se nutre, de donde aflora y emerge. Sin embargo, no está demás que en ocasiones se potencien las vías del conocimiento, los canales más artificiosos y humanos que nos acercan a lo nuestro, a la naturaleza, a la gente, la Historia, la literatura o el arte. Por ello hay que felicitar a Solienses y sus actos, porque viven y sienten la Cultura, la promueven y difunden sin más límite que la honestidad. Y eso, a día de hoy, es una prenda humana de bastante valor. En el día de ayer se entregó un premio literario, que no tiene en sí más valor que el de apostar por hecho relevante de nuestra comarca: la difusión de la lectura y el apoyo a los escritores y a la tierra; sin embargo, sí que conviene significar la notoriedad de apostar por la Cultura, por conjuntar ideales y a personas más allá de lo puramente institucional, pues como muy bien decía D. Julio Caro Baroja, muchas veces desde ese marco (lamentablemente, pues tienen los mejores medios) no se producen más que mediocridades ("El apoyo a la cultura, por parte de las instituciones, no produce más que mediocridades"). La abultada concurrencia al acto, y el interés sobrado por la Cultura, hacen que se pueda hablar de un encuentro satisfactorio. Más allá del nudo de la reunión, donde se ensalzó al poeta local (como era menester), y la retórica de las presentaciones, lo importante es siempre la convivencia entre quienes viven y sienten de la misma manera, el mararvillo marco natural del solado, la conjunción de la historia y..., ese patrimonio de Villanueva que vibra en el silencio del tiempo. Enhorabuena a todos, premiado, organización, asistentes y magníficos anfitriones de Villanueva (que pusieron los medios materiales).

PREMIO SOLIENSES EN LA ESTACIÓN DEL SOLDAO

Este próximo domingo tendrá lugar, en la vieja estación del Soldado, la entrega del premio literario del Blog Solienses al escritor local Alejandro López Andrada. Lo mejor, sin duda, la extraordinaria escenografía elegida, en un entorno lleno de Historia. Resulta a veces difícil de digerir como, a la altura del s. XXI, existe una buena parte de población de Los Pedroches que desconoce realmente estos parajes tan trascendentales para la comarca. Es cierto que suena...suena..en el imaginario de las gentes que Villanueva fue un pueblo minero y existían algunos pozos; que durante unos años de principios de siglo creció y tuvo cierto dinamismo. Pero realmente creo que se desconoce la dimensión de ese pasado minero histórico ancestral; el peso específico que tuvo a nivel de Hispania en tiempos de los romanos; e incluso la potencialidad de la explotación en los tiempos contemporáneos. Realmente son dignas de ver las diferentes minas y explotaciones, sus viejas estructuras de pozos, castilletes y casetas abandonadas; es un emporio minero industrial, aún en las cenizas, que apenas si podemos imaginarnos el dinamismo exacerbado que tuvo antaño. Resulta sobrecogedor el solo hecho de pensar en varios miles de personas dedicadas a esta industria, sus estructuras urbanas (cuartel, administración, hospital, estación, etc.) y su organización tan operativa. Pero, más allá de este legado histórico, Villanueva cuenta con un patrimonio monumental muy digno cargado de Historia. Nunca es tarde para descubrir este pueblo que, además, es acogedor, de gente noble y campechana que se desvive con la hospitalidad. Si todos estos potenciales los edulcoramos con la trama literaria, mejor o peor, seguro que saldremos satisfechos del todo. Sobre todo del aire limpio de la tierra, aún en viejos lares mineros.

Primavera en Los Pedroches

Con la Semana Santa, se cubrió el ciclo litúrgico para la Iglesia; y para los laicos se inicia la maravillosa etapa de primavera. El punto de partida es el plenilunio equinocial, que marca la entrada astronómica de esta estación que siempre se relaciona con la esperanza; con la renovación de la naturaleza y la vida; con el florecer de la naturaleza, que es siempre empezar un nuevo estadio lleno de posibilidades. Nada hay más esperanzador que un tiempo y una climatología que van abriendo mayores horizontes al día y disminuyendo la noche; una luminosidad acuciante que progresivamente nos va alterando el ritmo de vida, el ámbito profesional y de calle. Nosotros aún, los de pueblo, tenemos agradable satisfacción de poder apreciar con suficiencia las alteraciones de la naturaleza, del tiempo, de la flora y de la fauna; otros, lamentablemente, viven inmersos en una enmascarada escenografía urbanita que les oculta totalmente el origen de la vida. Es una razón más para apostar por estos entornos rurales que guardan un valor incalculable, y que tantas veces nos pasa desapercibido.

Estampas de Semana Santa en Los Pedroches

Sobra señalar que una festividad como ésta, de tradición señera en todo el orbe cristiano, está plagada también en Los Pedroche de múltiples y diversas actividades de gran vistosidad e intensidad religiosa. También es verdad que la mayoría reiteran los modos, tipos y gestos de la mayor parte de Andalucía y Castilla. Es obvio que, como dice el refrán, para gustos hizo Dios los colores, sin embargo, no faltan notas de singularidad que habría que destacar, o cuando menos subrayar, como de interés para contemplar con cierto relieve. Una de ellas, que ya comenté, son los cantos de la Pasión que se celebran en Pedroche (sábados y domingos de Cuaresma), Pozoblanco (las dominicas de Pasión) y Alcaracejos , que constituyen muestras musicales y escenográficas callejeras de gran belleza por la espontaneidad del vecindario; en Hinojosa, La Cofradía de Nuestro Padre Jesús Orando en el Huerto y Ntra Sra. de los Dolores procesionan la noche del Jueves Santo, seguida del Santo Cristo de la Misericordia y la Virgen de los Dolores; es para mí una estampa de primer orden no solamente porque en esta villa la asistencia es espectacular, sino porque se respira una gran religiosidad (y no soy yo precisamente...) y respeto; y sobre todo porque el marco monumental de la iglesia de San Juan Bautista es excepcional. Ningún otro monumento en la comarca puede ensalzar de forma más bella un acontecimiento cultural de tanta intensidad en su desarrollo (in situ). En Pozoblanco, puede disfrutarse del culmen de la escenografía que se desarrola la madrugada del Viernes con el Pregón. Asimismo, el sábado de gloria es notable en Villanueva de Córdoba con la quema del Judas, que se ha perdido ya en muchos de nuestros pueblos (o se realiza en tono menor, como Pozoblanco) de la comarca, donde está documentado que existía como tradición ancestral en prácticamente todos. Y la culminación de la Semana Santa se celebra en muchas de nuestras villas a lo grande con romerías y buena gastronomía, donde podemos disfrutar del buen tiempo, del magnífico escenario de la dehesa y la compañía de nuestros congéneres; y para ello existen buenas ofertas como en Dos Torres, El Viso o los Hornazos de Añora (Lunes de Pascua de Resurrección).

Semana Santa en Los Pedroches

Ya la tenemos, a la vuelta de la esquina, la Semana Grande de los cristianos y católicos. Eso sí, en distintas formulaciones a la carta: para unos con fuerte sentido religioso (supongo) y con vivencias personales de gran intensidad; para otros, como acompañamiento del aparato folklórico, del que forman parte y participan en comparsa; y para algunos terceros, los menos (los menos, por cuestión cultural), que se sienten ajenos totalmente a esta parafernalia religiosa o jocosa, orientando sus vivencias hacia un mundo alejado de estas escenografías. Para la mayoría, en general, tiempo de descanso y de intensidad espiritual. Cabe sin embargo realizar algunas consideraciones a propósito, sobre todo de lo más llamativo de la Semana Santa; me refiero a esa escenografía cofradiera que, cada vez más, bascula hacia formulismos procesionales plagiados de las grandes ciudades (Córdoba o Sevilla). Creo que es lamentable esta réplica de lo que se realiza en otros lares, totalmente vacía y seguidista en lo más superfluo; aunque al parecer la gente tiene necesidad de eso (en SEmana Santa, Carnavales, etc.)., pues lo recurre y lo secunda con ansia. Lo curioso es que se dejan perder las auténticas costumbres de la tierra de Los Pedroches (los villancicos de Diciembre, los autos, etc.), acentuándoselas formalidades de otros. Aquí tendría que destacar la existencia de uno de los grandes acontecimientos de Semana Santa de Pozoblanco, que espero que no se pierda por su singularidad y belleza. Me refiero al Canto de la Pasión de las noches de Cuaresma; es una de los acontecimientos culturales más bonitos, que te pone los pelos de punta, y que se realizan aún de forma un tanto espontánea y gracias a la voluntad y aficción de unos pocos. El día que las instituciones metan las narices, y ya lo está empezando a hacer el Ayuntamiento, se acabará definitivamente con la tradición. No obstante, algunos pozoalbenses nos deleitan, en la obscuridad de la noche, con el susurro de esa pasión que conmueve al más ateo de los hombres en el silencio de la madrugada. Y es que el peso de la tradición, y la intensidad del bagaje cultural cristiano, es impresionante. La elevación del espíritu llega casi a la sublimación con la musica; y eso, a mi modesto entender, es arte. Solo por eso la Semana Santa de Los Pedroches vale la pena.

La Mujer Trabajadora en Los Pedroches

Nunca me han gustado estas efemérides institucionales, porque son puro protocolo, y no sé si ciertamente sirven para algo; sin embargo, y ya que están ahí, habría que enaltecer muy mucho el contenido de hoy, y tomar conciencia de las grandes deficiencias que aún embargan a la mujer trabajadora. En Los Pedroches, sabemos muy bien de los agravios que históricamente se han hecho a nuestras féminas, pues nadie como ellas han trabajado en el campo y en la aceituna, en las casas y con los hijos sin apenas reconocimiento. Comportan un caso más de esa sociedad tradicional, de carácter netamente machista, que una y otra vez infravaloró el esfuerzo continuo de las mujeres, con una sociedad de mente torcida que no apreciaba siquiera lo que tenía delante de las narices; porque, es obvio, que sin esta parte tan fundamental del colectivo la vida se hubiera paralizado en seco, pues representan el auténtico sostén de la vida. Desgraciadamente, su falta de formación general (educación) y su desvalorización económica (despojándolas de autonomía) permitieron una situación desgraciada tanto a nivel material como espiritual. Lo grave del asunto es que aún prevalecen no pocos de los agravios de antaño, a pesar de los ostensibles avances; sin embargo, aún sigue habiendo mujeres que no han alcanzado la independencia personal y son cautivas de las viejas estructuras maritales; muchas mantienen aún posiciones relegadas respecto a los hombres, y aún dependen de ellos al estilo tradicional. Mayor gravedad comporta también, y paradojicamente, la situación de muchas de esas mujeres que aparentemente son liberadas; lamentablemente se encubren en la sombra clamorosas situaciones de desigualdad: trabajos de casa, desigualdades económicas, educación mayoritariamente de los hijos; y también esas posiciones relegadas en empresas y puestos de trabajo, que están aún hoy dominados por los hombres. Desgraciadamente, estas situaciones son aún muy difíciles de subsanar, pues siguen siendo fruto de una mentalidad tradicionalista y desigual para con las mujeres, que en muchos casos se mantiene oculta por las mismas interesadas. De otra parte, los pruritos de igualitarismo de carácter político (cuotas), apenas si sirve para decorar como floreros (permítaseme la licencia, quizás agresiva) a unas mujeres que no pueden por otros medios alcanzar la igualdad. Tal vez sea la mejor prueba de que aún no se han alcanzado las condiciones necesarias de igualdad (ni siquiera en el ámbito político y jurídico).