lunes, 25 de noviembre de 2013

El Circo (pea...tonal)

Con las cosas de aquí al lado te ríes un montón. Cuando no es por una cosa es por otra: sobre todo con las cuitas del Ayuntamiento y sus desmanes. Ahora resulta que para solucionar el problema de la peatonalización de la Calle Mayor recurren al voto ciudadano, y supongo que pronto lo harán para que ellos decidan (los ciudadanos) también sobre sus sueldos (de los políticos); puestos a ser democráticos...No parece seria la cosa. No porque monten un circo de esta categoría con una votación penosa, al parecer (en forma, contenido, desinformación, resultados, etcétera), sino porque hace falta un poquito más de talla política para hacer las cosas y ser responsables de ellas. Si se toma una decisión de esta embergadura, pues eso tiene una responsabilidad y se pagará con ello en el futuro. Opiniones hay para todo (a favor y en contra), pero una servidora piensa que cuando lo hicieron sería con sus correspondientes análisis y estudios, con argumentos de peso, con comparativas respecto a otros núcleos...No se puede estar a las duras y a las maduras, haciendo y deshaciendo (creo yo), cuando son los ciudadanos (de una y otra opinión, a favor y en contra) los que sufren estos desaliños. Las obras cuestan mucho, y la economía y la política no se pueden hacer ni con improvisaciones ni vaivenes que dan risa. Yo no vivo allí y no sé muy bien las ventajas e inconvenientes, pero lo seguro es que los habrá en una u otra posición, aunque las decisiones se toman en relación a todo el pueblo y sus vecinos; e incluso a la comarca. Siempre habrá algún perjudicado puntual y voces críticas. No obstante, el bien común exige miras más altas en cuanto a lo que implica la decisión respecto al urbanismo; en cuanto al vecindario; la economía general; el futuro de este pueblo y su desarrollo en el centro. Hay desde luego muchos puntos encontrados..., pero el circo no es la mejor manera de solucionar los problemas. Particularmente tengo mi opinión, que tal vez no sea la correcta. En mi ignorancia, me parece que con estas cosas no se puede jugar. Se ha tomado una decisión política y (en cuestión de meses) no puedes tontear de esta manera. Creo que en todas las ciudades deberíamos vivir, andar, saltar y disfrutar los vecinos sin coches, que son un enredo y solamente dejan malos humos, ruidos, gasto y entorpecimiento de la vida (salvando, claro está, los momentos de abastecimiento...). Vivir con el embotellamiento de los coches no lo veo una buena alternativa, y menos en un pueblo-ciudad. En el pueblo de al lado no hay distancias para tener que ir al centro con el coche a cuestas. Por lo menos, yo, cuando voy, no tengo esa necesidad. Para gustos hizo Dios los colores. Tampoco parece que las ciudades pugnen por este camino, sino por el contrario: dejar los cascos urbanos y zonas comerciales libres de trafico. Tal vez todos estén equivocados. Puede ser, pero la tónica que se ve...Tal vez los comercios de la capitalita estén hundidos por no haber tráfico...Pues si esa es la solución, qué triste parece. Algunos argumentos que se utilizan contra la peatonalización, y que he oído de pasada son de risa (seguridad, que está desconsolada y triste, que da pena...; que la economía se ha hundido). Bueno, cada cual tiene su criterio y opinión, pero las autoridades debían ser un poco más serias en las decisiones. Creo yo. Cosillas de este tipo, como la peatoninalización, Alineación y otras parecidas le quitan a Pozoblanco bastante crédito y futuro. Algún día se acordarán los nietos de estas formas de hacer política y economía. El desarrollo y las cosas serias tenían que estar en manos, a mi entender, de gente que supiera un poco más allá de las simples opiniones, gustos e intereses. No sé.

sábado, 23 de noviembre de 2013

CHORIZOS

No quiero referirme en esta ocasión al producto culinario de la matanza, que el abuelo me recuerda a estas alturas y con estos fríos, en que el tiempo está ya matancero. De ello hablaré en otra ocasión. Con el citado término me refiero ahora a esa otra acepción que tanto reitera padre cuando se enfada por la cosa política, y lo hace mucho a diario, sobre todo cuando nos matamos a trabajar en la vaqueriza, haciéndolo con honradez y honestidad para sacar la hacienda adelante. Otros en este país, al parecer, encontraron durante décadas otros derroteros para enriquecerse y mofarse de los demás. La cosa no sería grave si no fuera tan abultada la empresa, tan extendida y derramada hasta en las altas instancias. Pues aquí parece que no libra nadie, desde el Rey hasta el último mochuelo. Bueno, quien escuche los medios de comunicación estará bien saciado de esta plétora de indignos, y hasta se enfadará como lo hace mi progenitor sin medida. Para nada. A mí no me gusta ni la política ni oír hablar siquiera de esa corte de impresentables que te cortan el aliento..., y hasta la vida. Desgraciadamente contra ello se puede hacer poco, aunque algunos se empeñen en sentenciar que el ciudadano tiene la solución en las urnas. Ya sabemos que no. Seriedades aparte, continuamente le digo a padre que no se enfade de esa manera, y me río recordándole (llorando para adentro) que España es el país de la Picaresca: de los Lazarillo y los Guzmanes, rinconetes, cortadillos y monipodios..., y no sé muy bien porqué nos enfadamos tanto. Bien es cierto que el trasfondo social de aquella época estaba sembrado con crisis económicas, miseria social y podredumbre moral, que eran argumentos más que sobrados para justificar aquellas prendas. Ahora, las premisas de fondo son las mismas o parecidas, y muchos de los latrocinios siguen las mismas sendas aunque estén disfrazados con ropajes de nuestros tiempos. Hablo, claro está, de los estratos más bajos, que hacen sus fechorías en la sombra y no salen en la tele (a veces se nos olvida mirar al rededor), pero con sus mismas maneras de hacer en la sombra (no trabajar como deben; cobrar y falsificar...) podrían fácilmente pertenecer a la cofradía de Monipodio. Estos se nos olvidan a diario. Otra cosilla de igual gravedad son los jefilates de la política, los partidos, la corrupción y el dinero: esos son pícaros de alta esfota que revisten sus cuerpos con trajes de postín, palabrería, engaño, manipulación y cinismo. Tienen un código ético y moral putrefacto y pestilente. Viven en la mentira y el engaño y no se inmutan, conviviendo a diario con sus ingenuas presas, que pastorean al arrullo del arroyo que tintinea cantos de sirena. Andan a sus anchas y ni siquiera -como dictara el genio universal- tributan a su conciencia: con el robo por montera, con oficio de robo libre, horro de pecho y alcabala. A diferencia de los pobres pícaros de antaño, éstos de hoy en día (disfrazados de chaqueta de seda) también sirven a Dios y a la buena gente. Lo malo del panorama es que aquí y ahora esta cofradía del robo se encuentra tamizada de honradez, y ni siquiera en sus adentros se sienten verdaderos, porque la engañifa y la mezquindad la entienden como bonanza y cosa fina. Sus atropellos no son hurtos ni floreo de feria, ni ellos cuatreros, ladrones, tahúres, rufianes de baja estofa, sino que pertenecen a esa otra escuela de la honestidad y honorabilidad comprobada, que nadie logrará enturbiar porque tienen siglos de aprendizaje. Los jueces no verán en ellos ni la mínima mácula.... Y si la ven será porque -como dice el abuelo- son la última sardina de la banasta.

viernes, 15 de noviembre de 2013

NO ES UN DIA CUALQUIERA

No niego que soy adicta a la música, y mi padre a los magazines mañaneros. Gran parte de esta adición --sobra decirlo-- está vinculada a la radiofonía, que es casi una degeneración profesional en quienes nos dedicamos a oficios muy estáticos y un tanto reiterativos los quehaceres cotidianos. Como es bien sabido, en la vaqueriza y el trabajo de campo existen dos perspectivas bien diferentes: una, la quieta, anodina y monótona actividad del ordeño y cuido de los animales e instalaciones (alimentación, higiene...), que se dilata a veces como un año sin pan; la otra la pasamos en ese otro campo y ganado que no prevalece estabulado y te encuentras a cielo abierto y con mayor libertad. Una cosa compensa la otra. Pues bien, en las largas jornadas del día, cuando el tedio se impone, es cuando mi hermana y yo recurrimos a la música de fondo, y padre a sus informativos y magazines casi siempre teñidos de política y problemas (para gustos hizo...). Los sábados por la mañana escuchamos como telón de fondo un programa que se titula "No es un día cualquiera", que capitanea la fantástica Pepa Fernández con otros grandes de la radio. Es un programa que mueve mucha audicencia y lleva años en el candelero, con un share increible. El pasado sábado escuché que el próximo fin de semana van a venir a Pozoblanco al arrimo de las Jornadas de la Fundación Ricardo Delgado Vizcaino, que es nuestra casa cultural. Mira por donde. En todos los programas dedican una parte destacada a parlamentar sobre algún aspecto de interés de los lugares que visitan y sus circunstancias más relevantes. En este caso, lo que toca -creo yo- será hablar de Pozoblanco y la comarca, y entre ello de las bondades y perspectivas de esta tierra. Digo yo (ingenua de mí) que si no sería una oportunidad de oro para hablar (quienes tengan la suerte de poder hacerlo allí) de nuestro problemas de la leche y las solícitas comunicaciones tan manidas en los últimos tiempos (AVE). Es comprensible que se hagan planteamientos edulcorados para ensalzar nuestra comarca y elevar sus bondades a toda España, que nos hace falta, pero más allá de la loa y el enaltecimiento se pueden reivindicar y plantear afablemente nuestros problemas: pues en muy pocos segundos, hablando claro y con franqueza, se pueden conseguir más cosas que en cien movilizaciones que no llegan ni a Córdoba; mucho más que hablando con políticos ineptos, serviles a sus partidos e incompetentes, que veremos muy pronto (en diciembre) en la foto del primer y único AVE que románticamente parará por la estación y en nuestras dehesas. Todos conocemos el poder inmenso de la radio y sus escuchantes, a quienes se les puede sensibilizar fácilmente, sin hacer desmerecer para nada la comarca y nuestras potencialidades. Solamente hace falta atrevimiento en los que hablen y claridad (sobra diplomacia y buenismo). Las cosas bien dichas y sembradas de sinceridad enraízan fácilmente. Tenemos la mejor ocasión de nuestra historia para hacernos oír, sin faltar a las normas de cortesía. ¡Vamos..., una ocasión de oro!

lunes, 11 de noviembre de 2013

UNA OCASIÓN DE ORO

No niego que soy adicta a la música, y mi padre a los magazines mañaneros. Gran parte de esta adición --sobra decirlo-- está vinculada a la radiofonía, que es casi una degeneración profesional en quienes nos dedicamos a oficios muy estáticos y un tanto reiterativos los quehaceres cotidianos. Como es bien sabido, en la vaqueriza y el trabajo de campo existen dos perspectivas bien diferentes: una, la quieta, anodina y monótona actividad del ordeño y cuido de los animales e instalaciones (alimentación, higiene...), que se dilata a veces como un año sin pan; la otra la pasamos en ese otro campo y ganado que no prevalece estabulado y te encuentras a cielo abierto y con mayor libertad. Una cosa compensa la otra. Pues bien, en las largas jornadas del día, cuando el tedio se impone, es cuando mi hermana y yo recurrimos a la  música de fondo, y padre a sus informativos y magazines casi siempre teñidos de política y problemas (para gustos hizo...). Los sábados por la mañana escuchamos como telón de fondo un programa que se titula "No es un día cualquiera", que capitanea la fantástica Pepa Fernández con otros grandes de la radio. Es un programa que mueve mucha audicencia y lleva años en el candelero, con un share increible. El pasado sábado escuché que el próximo fin de semana  van a venir a Pozoblanco al arrimo de las Jornadas de la Fundación Ricardo Delgado Vizcaino, que es nuestra casa cultural. Mira por donde. En todos los programas dedican una parte destacada a parlamentar sobre algún aspecto de interés de los lugares que visitan y sus circunstancias más relevantes. En este caso, lo que toca -creo yo- será hablar de Pozoblanco y la comarca, y entre ello de las bondades y perspectivas de esta tierra. Digo yo (ingenua de mí) que si no sería una oportunidad de oro para hablar (quienes tengan la suerte de poder hacerlo allí) de nuestro problemas de la leche y las solícitas comunicaciones tan manidas en los últimos tiempos (AVE). Es comprensible que se hagan planteamientos edulcorados para ensalzar nuestra comarca y elevar sus bondades a toda España, que nos hace falta, pero más allá de la loa y el enaltecimiento se pueden reivindicar y plantear afablemente nuestros problemas: pues en muy pocos segundos, hablando claro y con franqueza, se pueden conseguir más cosas que en cien movilizaciones que no llegan ni a Córdoba; mucho más que hablando con políticos ineptos, serviles a sus partidos e incompetentes, que veremos muy pronto (en diciembre) en la foto del primer y único AVE que románticamente parará por la estación y en nuestras dehesas.
Todos conocemos el poder inmenso de la radio y sus escuchantes, a quienes se les puede sensibilizar fácilmente, sin hacer desmerecer para nada la comarca y nuestras potencialidades. Solamente hace falta atrevimiento en los que hablen y claridad (sobra diplomacia y buenismo). Las cosas bien dichas y sembradas de sinceridad enraízan fácilmente. Tenemos la mejor ocasión de nuestra historia para hacernos oír, sin faltar a las normas de cortesía. ¡Vamos..., una ocasión de oro!

viernes, 8 de noviembre de 2013

Brillante rayo de luz (micro)

El auténtico talento supera todas las barreras del mundo. Martín llevaba toda una vida adosado a su mesa, al arrimo de su lamparita de neón y los cachivaches elaborados con la mayor satisfacción del mundo; saliendo a diario a su pequeño paseo embebido en sus meditaciones profundas, nada filosóficas, casi siempre en relación con sus artificios e invenciones. Nadie dudaba de su ingenio y capacidad desbordante, pues con limitados recursos había creado un sinfín de maquinitas bien prácticas: un rascador automático que llegaba a las partes más alejadas de la espalda; un celaje movido con mecanismos internos; un balancín de pies automatizado y un reposalibros multifunciones; y qué decir..., de todas las estufillas de los habitáculos de los congéneres de su eterna convivencia (amigables compañías a la sazón del tiempo), realizadas con mezquinos ladrillos y muelles de los camastros al arbitrio de pobres resistencias. Todo un alarde de técnica y mecánica resuelto con la pericia e inteligencia de un hombre cargado de sensatez. Hacía ya años que habían pasado los desatinos morales y desajustes de comportamiento. Ahora todo era vida cabal dedicada a la invención y la creatividad. Contaba con la quietud necesaria, el hábito y la solvencia precisa para dedicarse diariamente a nuevos retos. La generosa sociedad, que habitaba al otro lado del mundo, tenía con los trasgresores la deferencia de haberle concedido el mayor regalo del mundo: el tiempo. Le habían otorgado, al tenor de la diosa Fortuna, la gigantesca prebenda de cincuenta años en el penal.

QUE PARE EL TREN EN LOS PEDROCHES

QUE PARE EL TREN EN LOS PEDROCHES
Vista Parcial de la Manifestación en la Estación de Villanueva