Una de nuestras tradiciones más acendradas...claro que sí. Quien no haya visitado alguna vez la Romería de Ntra. Sra. de Gracia de Belalcázar bien puede decir que no conoce una parte importe de Los Pedroches. Ayer coincidí en la Feria con Francisco..., y me lo recordó e invitó encarecidamente, y no puedo por menos que recordar a todos este festejo que –aunque coincide desgraciadamente con muchas cosas– se escribe con letras mayúsculas, se siente con el corazón en la mano y se vive de una forma especialísima. A menudo incidimos los pedrocheños de la parte oriental de la comarca en la notoriedad de nuestras Vírgenes de Guía, Luna, Piedrasantas o de la Peña (y Loreto..., que se ponen celosillos) por proximidad geográfica (a donde vivimos) y devoción encendida de nuestros mayores. Pero la Fiesta de Alcantarilla debe ponerse en la estima que merece, ensalzándola a la altura de los grandes acontecimientos. Este año seguro que no podré ir (ay..., la Feria Agroganadera...), pero tengo magníficos recuerdos de algunos años que la visité con buena compañía. En esta Romería se disfruta a lo grande, noche y día, y creo que posee algunas singularidades y detalles que recomendaría a cualquiera que no la conozca (y a los demás también). Fiesta y sentimiento en estado puro, porque hay tiempo para todo. Hay gente que la coge por la punta y no veas cómo lo vive durante dos días; otros se van incorporando al tenor de las posibilidades del tiempo. Lo cierto es que se compaginan muy bien el hecho religioso, muy marcado en algunos detalles que yo desconocía (por la noche..., con antorchas, que me resultaron llamativos), la fiesta del pueblo entero de jarana y la integración con el entorno en el marco precioso de la primavera. Las cotas más altas de expectación están en ese paso mañanero del Zújar que es el punto más álgido entre todos los rituales que pude ver: qué sentido de la religiosidad, la tradición vibrante, la hermandad e integración social (creo) de todos en un punto y en un momento. Pareciera que se paralizara el tiempo y el espacio en un instante (eso se te queda grabado). Se te ponen los pelos como escarpias viviendo y sintiendo una tradición que llevan en la sangre, que les une y les aúpa como Pueblo en ese ritual centenario. Creo que el río (y el puente) siempre fue un factor muy importante en este rito Mariano –vamos..., según me dice mi hermana Vero–, que viene además acreditado por esta titulación de la Virgen (Alcantarilla) que tanto nos llama la atención a los que no conocemos los orígenes. Hoy día el acto de atravesar el río está revestido con toda la farándula mediática de las fotos, videos y demás unguentos tecnológicos, que a mi parecer hacen perder bastante de lo que allí se vive (o vivía) con tanta solemnidad, e identificaba el fuerte sentimiento de Belalcázar para llevarse la Virgen a pesar de todos los impedimentos y obstáculos. Como dice el abuelo, la fiesta de Belalcázar no tiene tasa que poner..., y si quieres vivir a lo grande una fiesta, sentir de verdad una tradición (con la gente de allí)..., y disfrutar del encinar (que es un primor) debes ir a Belalcázar este fin de semana. Seguro que no saldréis defraudados. Esto de las fiestas es algo muy personal y singular de los pueblos (y se vive de diferentes maneras), claro, pero a mí esta Chiquitina me caló siempre muy hondo. Aparte de otras cosas que no digo..., pero el Miquelón las sabe.