Nadie como el poeta para decir y sentir lo que es la vida. El abrir de naturaleza es el abrir de la vida, que es nacer y es vivir..., y es...morir. Hoy me conmueve este brotar de la naturaleza en ciernes, este refulgir de luces y colores, de sentimientos a flor de piel. Ese regurgitar de la sangre que hierve cuando fuera manda la primavera. Porque ahora todo está a flor de piel, y el campo grita con espasmos de pasión. De la noche a la mañana, por lo ancho y por lo alto, más adentro y más afuera, la tierra nos dice a grito limpio y claro que de nuevo arranca el ciclo de la vida. Y de qué manera. Este año la tierra está pletórica..., y el cielo y el agua. Desde la mañana miro a lo alto y veo elcielo claro y trasparente que se refleja en tus ojos con ondas tibias de verdad. El patio de la abuela también se remoza con plantas y flores, brotando con pajarillos de sabor dulce..., que miran, cantan y se mueven en esta feria de colores. Acompañando un rato a María, en su quietud sempiterna, observo con deleite el reverberar de las plantas y del agua del pozo en superficie (que ha llovido como nunca). El corralón es un vergel en diminuto..., un beso de Dios a esta tierra pobre de sustancia. Con cuanto cuido y primor mima el abuelo este jardín de ilusión gigante..., para que la abuela disfrute en su infinito corazón esta belleza. Qué ternura regando poco a poco, con el tiento de una caricia y la templanza de un suspiro. Este vergel tan cuidado es un respiradero para la casa..., una alegría. Un paraíso en diminuto. Una escala de bondad que solo sueñan y saben hacer los buenos de corazón, como Manuel. Qué lejos de ese mundo falso, cansino y mortecino que se mueve con mentiras y sinsabores. Aquí todo es quietud y paz acompasada de silencio. Miro de reojo al abuelo regando las pilistras y palmeras, las esparragueras y cintas...; las avejentadas parras, con tallos pobres y caducos, brotando con esmero, que de un día para otro son distintas abriendo con afán. Y el olivo que está a punto de estallar en vida. Con las Soledades del maestro me distraigo a este lado de la vida, olvidándome de la otra. En la que no quiero pensar.