sábado, 13 de abril de 2013

El río que nos lleva

Hace más de una década que algunos comenzaron en el mundo de la red, esta red infinita que nos une y nos separa a un mismo tiempo. Qué tiempos y qué cosas...–según dicen–, cuando era toda una aventura adentrarse sin mucho auxilio en el mundo de las nuevas tecnologías (que se le quedaban grandes a la mayoría). Cómo pasa el tiempo y de qué forma, porque la mirada fría a veces resulta aterradora, aunque rápido queda edulcorada por la ingenuidad, templanza y bondad de aquellos años sembrados de ternura. Una es más joven y aquello le queda largo (sin vivirlo ya de esa manera), y lo cierto es que hoy vivimos todos enredados en la maraña de nuestros tiempos, una enredadera mucho más tupida y compleja en la que apenas si se le ven las ramas aparte de la hojarasca. Las redes sociales y sus herramientas ya no son hoy día la excepcionalidad con que algunos las miran (con cierta candidez de antaño), sino el lenguaje normalizado de toda la juventud que navega en ellas con la sencillez paritaria de aprender a hablar y escribir..., aunque de forma mucho más rápida e intuitiva [qué estampa la del otro día viendo a mi vecinita María de la Peña, ocho años, enseñando al abuelo el funcionamiento de whatsapp]. Desde esta perspectiva bien se entenderá que para la mayoría de los jóvenes (mis amigas me lo dicen) los enredados son una panda de románticos, porque no analizan (los más jóvenes) un poquito desde donde se viene. Bueno, son cosas que no se piensan. Lo cierto es que viendo los impulsos de hace unos años y en lo que estamos ahora se aprecian muy bien la infinidad de transformaciones, y solamente en Los Pedroches se puede hacer un tiento bueno en cuanto cantidad, calidad, diversidad, pluralidad...Somos un mundo muy heterogéneo donde hay mil ventanas abiertas para proyectar nuestro pequeño universo personal; cada día se abren blogs, redes y aplicaciones para estar al día (o a la noche) de cuanto acontece; las interferencias e interrelaciones son abrumadoras y es tan díscolo el firmamento de internautas que yo sabes muy bien quién manda en el cielo (porque desgraciadamente pienso que a veces, a pesar de todo, somos marionetas). Tecnos domina el infinito y hemos elevado la cotidianidad a parámetros contradictorios: prima lo rápido y lo corto, la inmediatez (que en lo excepcional es a priori bueno), que en la monotonía del diario es pura banalidad; hemos hecho la realidad virtual, y la virtualidad hiperrealidad) y sobreactuación; si bien cuando elevas lo cotidiano a la categoría de excepcional, lo excepcional lo arrastras a la más simple de las cotidianidades. En nuestros enredos de la comarca incurrimos –como no podía ser de otra manera– en las virtudes y defectos de este mundo de las redes, y cada vez estamos más interferidos y mediatizados por las modas. Que a diario son legión. Personalmente me gustaría que, más allá de nuestras cuitas personales y ñoñerías de adolescentes (que se meten por todos lo sitios, y son legítimas, claro), hubiera también sitio para la mirada detenida, para la reflexión y el deleite en las pequeñas cosas que hay que mirar con cuidado. También aprecio en este río revuelto de pescadores del bloquerío que a veces hay desates de mal gusto, enfrentamientos encubiertos, recelos, protagonismos, miradas altivas o envidias infundadas, o a veces lo parece; sobre todo priman mucho más las críticas y acechamientos que la hermandad sana y el apoyo (más allá de los cuatro amiguetes). No obstante, creo la mayor parte de enredados de Los Pedroches somos buena gente. En reiteradas ocasiones he planteado algunas cuestiones que encuentro de interés, así como dudas que yo no sé resolver con mis precarios conocimientos informáticos. Más arriba he indicado que las redes hoy día son lo que son y abarcan lo que abarcan, y en pocos años no serán ya ni sombra de lo que conocemos; pero por encima de ello creo que lo que nos une es y debe ser la COMARCA y lo que queramos que sea. Resulta difícil que nosotros –que somos unos pocos– nos pongamos de acuerdo en potenciar unos valores y unos rasgos de identidad, aunque debiéramos poner el empeño en ello. Creo que es uno de los grandes objetivos que tenemos que abordar: ahondar en la singularidad de lo más hondo de lo nuestro, y pienso que esta tierra tiene hondura si lo sabemos hacer. Las herramientas sociales a nuestro alcance son vitales para dinamizar nuestra tierra, para crecer nosotros, para estrechar lazos positivos, para proyectarnos a los de más allá. Me gustaría saber porqué seguimos prácticamente en el cascarón (en cuanto a repercusión general) y nuestras posibilidades (enredados) son tan limitadas...¡y no somos capaces de llegar mucho más allá de la comarca! ¿Dónde está el error y qué hay que hacer...? Las estadísticas generales de visitas son bastante parcas hasta en los más diestros y activos en las páginas, blogs y redes (creo, aunque no entiendo mucho). Pienso que uno de los grandes objetivos de los ENREDADOS PREDROCHEÑOS está en concebir una plataforma unitaria, no una deposición de muchas páginas (y algunas con censura), sino una participación activa de todos con lo mejor de cada cual (con su personalidad), pero un sentido global que enseñe nuestra mejor cara en todas y cada una de las perspectivas. Eso requiere, creo, una mirada muy potente capaz de sintetizar sin excluir, y sin incurrir en la típica globosfera de enlaces (que no dejan de ser muy positivos, pero no es mi idea), que no es más que una sala multicines.


Respecto a los viejos problemas también se ha avanzado un montón –como la sociedad misma –, y los más jóvenes tienen un sitio destacado en los tuits que diariamente se insertan..., los mayores hacen lo que pueden, y las mujeres cada vez tenemos un papel más activo en las plataformas, aunque la relación porcentual deje mucho que desear y refleje algunas desigualdades que no hacen otra cosa que reflejar la realidad. El tiempo avanza (o debe hacerlo) en positivo.



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QUE PARE EL TREN EN LOS PEDROCHES

QUE PARE EL TREN EN LOS PEDROCHES
Vista Parcial de la Manifestación en la Estación de Villanueva