De verdad que hay momentos en que la frustración me gana; y no quiero. Cuando se pasa de la realidad a la política de alto copete te pierdes (yo me pierdo)..., y si no mirad los discursos de nuestros gerifaltes hablando del tema de la leche. Qué fácil resulta echar discursos sembrados de demagogia cuando es simplemente hablar y ya no se está implicado en el asunto (aunque se esté, o se haya estado hasta la médula). Una trabaja a ras de suelo en lo más doméstico de la ganadería y solo se ocupa del comer y del ordeño de las vacas, y qué lejos se encuentra ese mundo de los mercados que nos manipulan los precios, de los distribuidores que se enriquecen a nuestra costa..., de los distribuidores y marcas blancas que deciden arriesgar márgenes a tenor de otros beneficios; y de los políticos que cohabitan (en buenas habitaciones) con los problemas de los demás para el sostén de su peculio y su sillón. No dudo que el problema de la leche sea complejo, que lo es, pero seguro que se viene fraguando desde hace años cuando en la política europea se han definido cupos, se ha volcado la producción hacia Francia (con el consentimiento de alguien), o se ha descompensado la producción y el consumo en España; asfixiándonos ahora al gastar más de lo obtenemos de beneficio. Tal vez es que somos tontos (los del sector, seguramente que no hacemos lo que podemos) y no somos capaces de encontrar los cauces de solución, y seguro que habrá que seguir vías de lucha en unión con otras regiones, con la Competencia y la Intersectorial láctea; pero un problema de estas dimensiones no pueden solucionarse desde la perspectiva simplista del ganadero..., que yo pienso que pinta poco, porque las grandes decisiones no son de aquí de España, ni de un partido ni de otro (ya se ve como está la cosa desde hace años con diferentes gobiernos), sino que no ha habido una política clara por parte de nadie vislumbrando el futuro. ¿Quién ha detectado el problema a pesar de estar latente desde hace mucho?, ¿por qué no se han garantizado esos márgenes necesarios y se deja que ruede la pelota boba?, ¿Por qué hay que estar mendigando a los gobiernos cuando en la comarca (en todas las comarcas) hay representantes de todos y conocen la problemática? Difícilmente puedo llegar yo a ninguna conclusión, y sé que tenemos que empeñarnos hasta la médula y donde haga falta..., porque no queda otra solución. Pero mi reflexión se atiene simplemente (aquí) a esa crítica facilona de echar balones fuera, de reconocimiento del problema pero de no ofrecer soluciones ni apoyos ciertos. Hablar es muy fácil y hasta te mantiene bien sentado cuando no vives de la leche. Otra cosa es dejarte aquí la sangre y que dependa tu vida de esos gobiernos que no se sabe ni donde están...; de estos mercados que parecen fantasmas trufados de malicia...; de esa Competencia que suena a gallina hueca, o esa intersectorial cuya consistencia parece de porcelana. Lo dicho, entre las verdades de necesidad, sobre lo que hay que hacer y debe hacerse para subsistir, navega también la frustración de la gente que somos del campo y vivimos del ganado. Aunque desgraciadamente (o lo contrario) somos los que tenemos que resolver el problema. Los políticos son de otra madera y están para otras cosas (ja, ja, ja).