miércoles, 30 de mayo de 2012
BLOGUEROS de Los Pedroches...Varius
Para gustos hizo Dios los colores, dicen. Pues sí. En esa guisa de varietés parece que nos movemos los internautas de Los Pedroches. Con una alargadísima lista de difusores etéreos, cada día mayor e inabarcable, en la que abunda ciertamente de todo, pero con ausencias muy marcadas que ensombrecen un tanto el panorama. En esta viña del Señor (es un decir, que nada hay de pasión en la expresión) puede una encontrar mucho por los recovecos del espacio, no sé si malo o bueno, teniendo en cuenta que la mayoría se me escapan en la profanidad del oficio. Que una no tiene tiempo apenas y el ganado tasa los minutos con avaricia. No así para otros, a quienes Cronos gratifica, al parecer, con prebendas de la diosa fortuna, posibilitándoles ingenios y dislates que engalanan la macromedia de la que hablamos. En el submundo de la red pedrocheña se proyecta un tanto, creo, la diversidad del bloguerío del mundo mundial: mucho ruido y pocas nueces en lo más grueso; aventureros a ultranza por doquier (como una servidora); arribistas denostados de otros mundos; pendencieros y canallas, que no faltan; amigables círculos de la amistad y del palo del senderismo; cualquier asociación que se precie; culturetas defensores del polvo, y también de la progresía; carteleros políticos, con crestas de colores y gallitos postineros; Ilusionistas de la pluma y facinerosos del talento, esperanzados algunos y afortunados los otros; trotamundos de corta pedalada, pero con mucho ahinco y aficción, con arrestos de Indurain; capillitas, meapilas y cofradieros de devoción acendrada (tal vez); escaparatistas del tedio y muñidores de tradición, que nos endulzan la fiesta enhebrando los flecos tambaleantes de nuestros abuelos. Me encanta este caleidoscopio tan nuestro. No faltan los profesionales de la palabra y la tinta que ponen seriedad en la casa; los constantes y contumaces (muy pocos) que desgastan el tiempo de sus vidas con el paladeo de la gloria y de la fama, con quienes la mayor parte estamos en deuda. Y las ventanas entornadas y apocadas del bloguerío localista institucional que apenas se inmuta con pasos de paquidermo adormecido. Todo un mundo de colores. Toda una panoplia de saltimbanquis (somos, con perdón) y funambulistas de cuerda floja que miramos el horizonte inmenso con sonrisas y silencios, tristezas y alegrías, miserías y cobardías, esperanzas e indiferencias. En esta inmensidad del firmamento internauta de Los Pedroches observo, no obstante, poca sustancia y mucha superficialidad, como la vida misma (estoy depre), y a diario transita sonámbulo el tedio entre un mar de eventos festeros que han de alegrarnos la vida. Y acaso lo hagan en la monotonía del tiempo. Siempre queda, a la poquedad de nuestro pequeño cielo, la inmensidad de mar allá a lo lejos, que presume de oleaje en demasía, y no es más que agua igual que la nuestra del botijo. Y no tan sana. Si me quejo de verdad, si es que pudiera yo hacerlo, es porque en nuestro cosmos de blogueros hay carencias graves de algunos segmentos muy importantes de la población: No veo realmente mujeres destacando..., no veo jóvenes emitiendo; no veo tampoco mayores opinando. Tal vez sea la vista la que engañe, tal vez la amplitud del evento me despiste, pero echo de menos esos segmentos de gentes tan calladas. Desgraciadamente no es singularidad nuestra, pues basta mirar alrededor (tele, prensa...) para apreciar fácilmente que los jóvenes no existimos (en las grandes decisiones, acontecimientos, política...), los mayores son ignorados totalmente (excepto para los votos...) y las mujeres ganamos prestancia como objetos decorativos, simplemente utilizadas en las cuotas de género pactadas por los varones. Lo dicho, el bloguerío como la vida misma.