domingo, 23 de junio de 2013

Cultura evanescente

Qué cosas se leen por ahí, arriostradas de pesadumbre y teñidas de mentira. Más bien fundamentadas en pretensiones fatuas, o simplemente ambiciones; pero en todo caso carentes de realidad. La Cultura con mayúsculas no puede ni debe equivocarse con otras cosillas tildadas con esa homofonía que necesariamente se escribe con minúscula y está sujeta a toda una ventolera de desvaríos. La Cultura es otra cosa, y no caben equivocaciones ni engaños. Si se entiende correctamente, no tienen cabida los enfados ni resentimientos. Los medios de comunicación –en su vasta extensión– han propiciado la comprensión de los fenómenos culturales de una forma un tanto difusa; y hasta nos han hecho soñar con mentiras. En sentido amplio y manido, la cultura es todo y todo cabe en la cultura, pero cuando nos ceñimos a un concepto más restrictivo y clásico, la poda que hay que hacer sobre todo lo que se abriga bajo esa calificación de Cultura es inmensa, y todo queda reducido a la nada, o a muy poco. No solamente en nuestros pueblos, sino a nivel nacional e internacional, porque gran parte de lo que se vende no tiene ni la impronta Cultural que debe, ni la excelencia, ni siquiera la notoriedad productiva si no fuera por la potente promoción de los Media. Gran parte de obras artísticas o culturales, así tildadas, no pasan de ser meras mediocridades, pero están aupadas por la catapulta del dinero y sus mentores. Venden mucho y nadie las pone en duda. Por lo tanto, lo que pasa en Los Pedroches no creo que sea algo exclusivo de nuestra tierra (desgraciadamente), sino que se puede hacer extensivo a muchos otros lugares con idénticas consideraciones de pesadumbre. Cierto que en casa las cosas se ven más cerca y con más detalle, y por ello nos enervan más. Los ayuntamientos navegan en la misma ola del mare magnum nacional, afanándose en promover cultura de artificio, edulcorada con ingredientes al uso en todas las partes: libros de pacotilla (los más) que no pasarían el mínimo filtro de cualquier criterio templado de sensatez; actuaciones, pases y poses descarnados de calidad, y mayoritariamente favorecidos al son de las promotoras institucionalizadas; escritores y literatos enaltecidos al arrimo de aquellos que..., desgraciadamente también viven del arrimo de éstos. No, eso nada tiene que ver con la Cultura; se encuentra a un mundo de distancia (creo yo, miserable de mí). No soy yo la más cualificada (ja, ja, ja..., que no sé nada de nada) para menospreciar las creaciones de nadie ni su valor (que seguro que lo tienen); ni ceñir a nadie ni un ápice dentro o fuera de un concepto tal complejo. Personalmente pienso que la Cultura de verdad tiene más que ver con creaciones más solidas y forjadas en otras masas que vayan más allá del dinero, la fama y la promoción institucional. Muy poco de lo que se hace ahora pasará el tamiz del tiempo por sus bondades, y con ello se derrumba bastante de lo que se hace a todos los niveles y en muchos lugares. En la comarca las creaciones culturales son pocas, las de verdad (lamentablemente), y para fomentar la Cultura hay que apostar por la base: la buena formación a todos los niveles, desde pequeños, para tener individuos capacitados, ciudadanos y Cultura. Un artista no se hace en un día ni en un año, y la Cultura con mayúscula no sale de la nada, sino de la forja lenta en el temple del horno del tiempo; y del esfuerzo, en la busca de la calidad y la excelencia con el trabajo. Lo demás es pura superchería, parafernalia institucional y flirteo amoroso revestido de vanagloria con esa otra cultura de más arriba que adolece igualmente de quilates. Por todo esto pienso que la Cultura no es evanescente..., más bien existe una carencia grave de Cultura. Y cuán doloroso resulta decirlo, sobre todo cuando me sale de lo más hondo. ¡Cuánto me gustaría estar equivocada! (me voy a cosas más prosaicas..., ¡a la vaqueriza!)






QUE PARE EL TREN EN LOS PEDROCHES

QUE PARE EL TREN EN LOS PEDROCHES
Vista Parcial de la Manifestación en la Estación de Villanueva