martes, 23 de junio de 2009
Noche de San Juan en Los Pedroches
Esta noche celebramos, también en Los Pedroches, la llegada del solsticio de Verano. Noche cargada como siempre de embrujo, misterio y de todos los símbolos de la tradición mediterránea. Aquí no encendemos de forma generalizada grandes candelorios, salvo alguna excepción, pero no faltan rituales en nuestro acervo cultural, leyendas y buenos presagios. Es para mí una noche especial, porque en mi pueblo y en el campo me trasmitieron siempre desde pequeñita en mi casa todas estas cosas que me parecían mágicas; algunas de ellas, que tengo aún muy vivas en mi memoria son las siguientes: desacernos de trapos sucios y pedir deseos; lavarnos la cara a las doce para estar ya guapas todo el año; mirar al amanecer al sol, porque nace bailando, y lavarnos al amanecer con agua fresca del pozo, como decía mi padre, que era todo un ritual simbólico para dejar atrás todas las telarañas y malos pesares; poner un huevo en un vaso de agua para que al amanecer aparezca erguida la torre de la Catedral (que curiosamente no conocíamos), y un largo etc. Lo del huevo lo he podido ver muchos años, y me parece fantástico, que de la clara surjan esas figuras maravillosas en las que los crédulos vemos catedrales y torres, ¡qué bien salen, dice mi madre! En la vecina ciudad de Pozoblanco también he oido decir siempre a mi abuelo que se celebraba desde antaño en la madrugada la cencerrada de San Juan, que marchaba por todas las calles de los Juanes para que invitaran a los chiquillos. En los últimos años se ha revitalizado esta tradición y algunos niños salen con cencerros, latas y botes anunciando con estridencia la luz del día. En fin, un hito en el calendario cristiano (curiosa adaptación de la Iglesia) que nos trasporta a valores ancestrales del hombre, con significación profunda que permiten comprender la estrecha relación del ser humano con la naturaleza. Creo que no debieramos perder esta tradición tan rica, y deberíamos recuperar todos los rituales y leyendas de cada uno de nuestros pueblos. En lo más superficial, pues sigamos pensando en dejar atrás los malos humos, los desaliños y perversidades del día a día..., orientando la mirada hacia el futuro, completamente renovados, con la intervención directa del agua y del fuego. Mañana ya estará aquí el Verano, y tras esta cortísima noche de año, la vida seguirá discurriendo por sus fueros.
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