domingo, 16 de septiembre de 2012
Todo..., ¡todo, al viento!
Juani se enfada a menudo, y también la pandi de mis mejores amigas; pero a mí me da lo mismo. Para esto soy muy celosa, aunque me llamen rara. Me fatiga un montón estar todo el día intercomunicada, sin tener tiempo para mis cosas, mi oficio, ocio o banalidades personales. No sé porqué no lo entienden. Me parece magnífico que la tecnología avance una barbaridad y nos beneficiemos de ello, que podamos tener páginas web, blog y fotos a millones en Picassa, y mil aplicaciones más; localizar en un momento a Miguelón en Neuchatel, o a Virgi en su laboratorio de Oklahoma, que se emociona al leernos; pero de ahí a estar todo el día mirando el Whatsaap y twinteando sin descanso me parece una pasada. Algunas no paran desde que se levantan con el invento, y tienes al momento la vida de todas novelada en fotos, divertidas y con bostezos. No solamente es cosa de niños y veinteañeras, sino que ocurre lo mismo con los periodistas de los matinales radiofónicos, comerciales y figurines del corazón; pobrecillos, ya no viven sin el smarphone. Es cierto que las cosas van por ahí y el mundo ya no se entiende apenas de otra manera, pero creo que debemos encontrar un punto medio y saber calibrar la vida, pues a veces parecemos seres virtuales sin existencia cierta. Me molesta no ser capaces de vivir ya sin estar todo el día enfrascados en las redes, sabiendo todo y de todos a todas horas. Por mi parte, gracias a mi trabajo y voluntad (porque ya hace falta) puedo mantenerme un tanto al margen de la glogalización tecnogizada, y sigo por mis fueros con mis costumbres sin twitear ni responder a Watshapp absurdos (porque mira que se pierde tiempo). Pienso que también va mucho en la manera de ser de cada cual, y en el tiempo disponible, y a mí me apasiona más lo natural y el cara a cara, la conversación larga y serena, la intensidad de lo que se dice y cómo se dicen las cosas. Vamos, al contario de mundo. No quiero una vida de cristal..., porque es una bombilla incandescente de mucha luz que se puede romper con facilidad.