lunes, 11 de abril de 2011
Calostros
Un día de estos me pongo a promocionar la vaqueriza y sus cosas, porque no todo va a ser jamón. El otro día pude comprobar con unos visitantes de Juani -que me los llevé a casa- que sus intereses discurren por derroteros bien distintos a los que yo pensaba. Ingenuamente creía que les iba a obnubilar con los avances técnicos (las ordeñadoras automáticas) y las estadísticas..., la musiquilla de Beethoven y la selección de piensos bien distribuida para los bóvidos. Pues no. Resulta que tuve que ordeñar a "Maika" (una de mis vacas) a mano porque tiene algo de mamitis (esa leche no se incorpora a depósito, claro)y los chavales se emocionaron con eso..., y querían ellos hacerlo...,¡Y ya no me la dejaban de mano!Después vieron los padres, (por casualidad) un tazón de calostros recién ordeñados y eso fue cosa bendita. Había que verlos como le gustaban, admirándose de las diferentes texturas que tenían de los distintos días en distintos cuencos; y le tuve que dar las correspondientes explicaciones. Estoy convencida de que están perdidas las esencias de nuestra cultura gandera y agrícola en las grandes ciudades, porque no se explica tal ignorancia de cosas tan esenciales. Cuando se lo explicaban a Juani parecía que hubieran visto una cosa extraordinaria; un extraterrestre o algo así. Ahora entiendo la importancia que tienen las granjas que se dedican a explicar a niños las actividades fundamentales del ganado y del campo.