viernes, 17 de enero de 2014

Repugnancia (Violencia de Género)


Hay temas de los que tenemos que hablar seriamente, y con reposo.  No podemos atenderlos con la exasperación del espíritu ni la convulsión del corazón desbocado.  Pero sí es preciso abordarlos con el subsiguiente sosiego después de pasados los hechos desgraciados (las muertes reiterativas de mujeres). La cuestión de la Violencia de Género (arraigada esencialmente en la mujer, dicho sea de paso) requiere de una reflexión más profunda de lo que se hace ordinariamente, que tiene que ir mucho más allá de la consternación, el enojo y los gritos al infinito (pataletas, a fin de cuentas). Todo esto es un sentimiento noble, pero no  son más que actitudes y manifestaciones personales (o sociales) que se pierden en el desierto de la ineficacia. Realmente pienso que hay que ahondar mucho más en análisis del fondo de la cuestión y en la toma de decisiones. Podemos decir que es lamentable que a la altura incipiente del año en que nos encontramos (2014) se hayan producido ya cuatro muertes de mujeres por violencia de género, pero realmente se trata de un fenómeno grave de extraordinarias dimensiones. La Sociedad (¡vamos, todos nosotros!) tiene que tomar cartas en el asunto y comprender dónde está el quid de la cuestión. Eso es vital (y nunca mejor dicho). Parece que no basta con tener sentimientos de aflicción cuando se mata una mujer en la casa de al lado, y pensar de forma irracional en las motivaciones de otros (analfabetos, brutos, maleducados, asesinos, enfermos, asesinos…). Seamos sensatos. La violencia de género no es (como se demuestra) un fenómeno esporádico que aparece a salto de mata, como una aguja en un pajar; es algo constante (diario), arraigado y extendido en nuestra sociedad, que tiene firmes raíces en el machismo, en las desigualdades existentes y en una mentalidad tradicional vigente en buena parte de la población. Desgraciadamente yo no soy socióloga para analizar pormenorizadamente los parámetros en que se desenvuelve este fenómeno…, ni tengo completas las referencias estadísticas de los fatídicos asesinatos, pero creo que una incidencia tan grande proyecta mucha podredumbre en la sociedad…, y en nuestras cabecitas, pues está bien asentada. El machismo no es fruto de un día. Nuestra sociedad sigue siendo machista en lo más hondo, y hasta en superficie, pero no lo queremos ver; lo ignoramos, ocultamos y hasta nos envanecemos de ello: ahí está la publicidad considerando a la mujer como un objeto, aunque se disfrace la cosa de una femineidad mal interpretada (neomachismo); ahí están los deportes sempiternos dominados por varones (y lo vemos normal, pero eso tiene mensajes subliminales de superioridad, desigualdad, discriminación…); ahí están los desvaríos del lenguaje que dicen muy claramente que la sociedad es machista (y doctores tiene la iglesia); ahí está la Iglesia (precisamente, también) y el Papa (que no es Mama); ahí están las actitudes machistas en nuestro comportamiento diario (¡qué guapísima vienes hoy…,! y Papá nunca viene guapo…), etcétera, etcétera. Todas estas referencias de la vida diaria son los materiales que constituyen la esencia de la moralidad, de la igualdad y la vida. Esos desequilibrios aparentes y admitidos son la esencia de lo que pasa después, y nos lamentamos como si la cosa viniera del cielo. Quien mata a otra persona tiene en su cabecita un concepto de la vida muy parecido a otros, la indignidad y la desigualdad penetrada hasta en las venas; aunque luego acabe suicidándose, que es un peaje que  no sirve para nada ni consuela a nadie: porque lo hecho, hecho está, y ha tenido un soporte mental para hacerlo. Es precisamente esa estructura mental la que pone en evidencia que la Sociedad debe reeducarse en valores profundos desde lo más básico, y  eso, lamentablemente no es cosa de un día. Las mujeres sufrimos la peor parte (en su mayoría), pero es toda la Sociedad la que sangra, porque se pone en evidencia que  no están entendidos ni asumidos los conceptos de dignidad, igualdad y respeto a todos los individuos del colectivo. Lo dicho. El tema no debe ser fruto de una simple reflexión. Es tiempo de empezar.

 

 

QUE PARE EL TREN EN LOS PEDROCHES

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Vista Parcial de la Manifestación en la Estación de Villanueva