Tenía pendiente de leer esta obrita
de un tarugo, y ya lo he hecho. En reiteradas ocasiones he referido que no me
gusta demasiado enjuiciar obras que vienen tildadas con premios, pero no me
importa hacerlo, toda vez que una servidora dice lo que de verdad le parece sin
ningún remilgo. El escritor pozoblanquero ha optado en esta ocasión
por el género teatral a la sazón de un concurso (obteniendo el accésit del VIII
Premio El Espectáculo Teatral), y tal vez haya que entenderlo en esa
perspectiva de un experimento…, pero apostando fuerte a ver si sale. Y salió en
parte. He leído la obra de un tirón y me ha parecido más que aceptable. Hace
algún tiempo leí su primera novela policiaca (Un cadáver en la Maleta, Ed. Cuadernos del Laberinto, 2012) y calibré
bastante bien la talla del autor. Ahora vuelvo sobre su última edición y me
reitero en lo que ya percibí: es sin duda un escritor de oficio (aunque con
poco recorrido aún) que conoce bien los cauces de la Literatura (teoría) y los
pone en práctica. Eso es lo que me parece de nuevo. Aunque en esta ocasión ha
optado por el teatro, demuestra que conoce bien los entresijos de la Literatura
y los sigue a pies juntillas (forma y
aparato, planteamiento, desarrollo y desenlace), haciéndolo con maestría en
cada uno de los extremos. Creo que está tanteando los terrenos (a ver si me
atrevo…). Me ha resultado muy grato comprobar que no solamente plantea bien el
argumento, sino que sabe dirigirlo adecuadamente dándole el ritmo necesario
para crear intriga, cuerpo suficiente a la trama para desarrollar el tema, y la
intensidad deseable en el desenlace para culminar con la máxima exaltación del
argumento. Una vez más debo subrayar que domina bien el lenguaje, escribe con
propiedad y suficiencia verbal; con el debido comedimiento y sin excesos
innecesarios. El argumento que desarrolla es bueno y está de moda, y tal vez
cabría calificarlo de oportunista si le hubiéramos visto más obras y elecciones similares; sin embargo, aquí puede
obedecer a una inquietud personal, a una crítica social loable y a una cierta
casualidad (no buscada en exceso). Félix Moreno expone el tema con un
compromiso admirable y mucha claridad, con valentía en esas puyas tan directas
sin remedo alguno de mediocridad (de la crítica de otros) hacia esa sociedad
malvada (familias que acogieron..., hombres del régimen), cuya catadura moral queda perfectamente
definida. Realmente nos perfila un contexto sociopolítico de los setenta
muy bueno, el que abriga los
acontecimientos, si bien luego el autor es timorato en la contraportada irradiando como
dice a “una dictadura hispana cualquiera”.
Bueno; a aquí hay que mojarse de lleno y no andar por las ramas. Con todo, en
el desarrollo argumental es contundente, y retrata con precisión el escenario
de la represión y el escandaloso robo de Julia, bajo el disfraz que les ofrecía
la dictadura a sus protagonistas (que no fue simplemente uno). Los personajes
están bien caracterizados, pero creo que podría haber ahondado un poco más en
ellos, con más aristas y mejores vértices, y no desenvolverse simplemente en el
canon del tópico que todos tenemos en nuestro imaginario (sobre todo quienes
vivieron esos tiempos). Ya dije en su anterior obra que el autor tiene y debe
de soltarse más. Sigo pensándolo. Sigue a pies juntillas
los géneros y ahí es un maestro escribiente (se sabe cómo se escribe). Pero la
Literatura, la buena, la que debe alcanzar cotas más altas, requiere que se
implique más la personalidad del autor en definir cosas nuevas; profundizar en
el alma humana y en los retratos de sus personajes con mucha más novedad y
creatividad…, con señas de identidad propia que te alcen por encima de los que
simplemente describen. Alzar por encima de todo tu personalidad de escritor con
una forma propia. Creo yo (ja, ja, ja). Es broma; pero a tener en cuenta. Por
mi parte creo que es recomendable su lectura y está sembrada de sensibilidad y
verdad hacia un tema tan crudo que…, como dice Julia en lo más personal e
intrincado de su alma (su descubrimiento)…, da asco. Léanlo y feliciten al autor
de mi parte. Aquí hay madera de escritor. Enhorabuena. Susana F. R.