Hace tiempo que el nobel peruano sacó la novelita del Héroe Dicreto, que conviene leer y es recomendable para disfrutar y reflexionar. No solamente por la buena Literatura, sino porque el argumento tiene su interés. Vargas Llosa nos trae de
nuevo una novela asentada de su tierra. Sencillas tramas que arrastran al
lector por un hilo narrativo fuerte, fijando muy bien el argumento (chantaje) y creando elementos de
intriga suficientes; solucionando los conflictos finalmente de forma satisfactoria. Un poco a título de lección magistral o moraleja tradicional. Los cánones ante todo. Lo
más interesante es el lenguaje de este nobel y la contextualización de la
obra. De nuevo salen por todos los poros los personajes y esa América Lantina
tan singular en el lenguaje y en la mentalidad, que poco a poco se va
destilando en todos los extremos. Además de los protagonistas, aparece la Bruja
o Santera Adelaida que me encanta, esa mulata e inspiradora y visionaria de los desaliños humanos que aglutina tan bien ese
mundo americano plagado de misterios y
creencias tradicionales, apegadas a la sociedad tradicional latina. La trama se centra en un tema cotidiano sin más, pero el autor sabe encontrar en ello mucha sustancia; y eso es lo bueno de estos maestros, que partiendo que la pura realidad, glorias y miserias, sabe dar lecciones a lo grande. De esas que calan hondo, porque dicen mucho con bastante poco. Eso sí, nadie como estos autores americanos para traducir la cultura del otro lado del charco con tanta precisión y contundencia. Y por supuesto que me encanta la caracterización tan nítida de Don Felícito, que conmueve por captar tan bien con hondura a todas esas personas a las que retrata, sus heroicidades en la vida y esa manera de asumir las groserías de tantas existencias. Dicen que esta novela no es precisamente una obra maestra, y que el autor tiene el listón más alto..., y es cierto seguramente, pero la pluma de un maestro siempre es magistral (o casi siempre), porque es él mismo en su esencia. La recomiendo.