domingo, 30 de mayo de 2010

Ermita de San Antonio de Pozoblanco

Hoy he tenido tiempo de visitar la ermita de San Antonio. Después de su inauguración, y la restauración esperada, resplandece la ermita como un niño con zapatos nuevos. Huele aún a madera e incienso, y rebrotan los cofrades de satisfacción por tener la Casa de nuevo levantada. Eso creo yo que es lo que se ha ganado: un eremitorio y una razón para ensalzar al patrón de la barriada; un recuerdo a las Santas (Marta, Rita y Bárbara) y los deseos inmensos de un barrio de nueva creación por tener un soporte de espiritualidad. Sobre la Restauración, poco hay que hablar. Ni sería correcto emplear el término siquiera, porque no es eso lo que se ha realizado en mi corto entender. Se ha rehecho un edificio, sí, y no se ha destruido parte de lo que había, pero...se han ignorado los brotes históricos que dictaban su cronología, y sus rasgos artísticos básicos han quedado obnuvilados por los enfoscados chirriantes..., etc. Vamos, que triunfó el sentido funcional restaurativo que algunos pregonaban a espuertas. Los valores estéticos medievales no se aprecian ni soñando..., porque tampoco ha habido interés expreso para que de ellos quede constancia. Al fin y al cabo valdrá para lo que se ha levantado: celebrar con afectación y encendia devoción (varios días al año) la fiesta de San Antonio. Algo es algo.

No hay comentarios:

QUE PARE EL TREN EN LOS PEDROCHES

QUE PARE EL TREN EN LOS PEDROCHES
Vista Parcial de la Manifestación en la Estación de Villanueva