Día contra la Violencia de Género en Los Pedroches

En el día de ayer se celebraron en nuestros pueblos diferentes actos contra la violencia de género. Tanto por parte de diferentes instituciones (Ayuntamientos) y asociaciones como en los centros escolares. Estamos ante un tema candente que día a día nos sigue encendiendo el espíritu, pues las muertes y violaciones de los derechos contra la mujer (fundamentalmente)siguen produciendose uno y otro día sin orden de continuidad. Es cierto que parece haber una mayor concienciación social sobre el tema, y son muchos los actos que se celebran con alfuencia de público. Sin embargo, a veces me da la impresión en estos actos llenos de proclamas y buenísimas palabras que los agresores son gentes de otro planeta, hombres y mujeres de otro mundo. Me refiero al hecho de que creo que verdaderamente no se ahonda en el fondo de la cuestión: es bueno que todos estemos contra la violencia y lo proclamemos a los cuatro vientos, pero deberíamos analizar dónde está el origen y la raíz de esa violencia que continuamente se manifiesta en todos los grupos sociales y ámbitos económicos. A mi parecer, aparte de otros muchos factores (claro está), en ello tiene mucho que ver la concepción machista que aún prima en nuestra sociedad. Seguimos siendo esencialmente machistas (hombres y mujeres) en las formas y el contenido, y cuando el acto machista es gracioso (piropos, aquiescencias de género, etc.)nos resulta atractivo, pero la otra cara de la moneda es la violencia y la sumisión, sobre todo hacia la mujer. A la que en sentido contrario se eleva en determinadas ocasiones, se deferencia, etc., con un sentido claramente machista y pernicioso. Basta con mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que ese mundo machista está presente, y lo contemplamos con toda normalidad e indiferencia, si bien guarda en su retaguardia un reverso malévolo que luego nos trae lo que todos sabemos. Creo que debemos reflexionar muy seriamente sobre las raíces de esta violencia de género, y actuar en consonancia día a día. Las proclamas y manifestaciones son buenas y satisfactorias, pero el problema se solucionará con muchos cambios de nuestras actitudes diarias y formas de entender el mundo, las relaciones de pareja, la percepción del hombre y la mujer, etc. Debemos de mover pieza, todos a diario, caminando por senderos de igualdad bien entendida. Ahí está para reflexionar el mundo del deporte (futbolistas), la publicidad (anuncios manipuladores de la mujer) y un sinfín de mecanismos machistas hasta la médula.