miércoles, 22 de febrero de 2012

Taxidermia


Quería leer también esta publicación que desconocía, y que ha sido presentada varias veces en la comarca, pero la verdad es que las vacas no me dejan ni un momento. Ya lo he hecho. Es un conjunto de treinta relatos de carácter más o menos realista y surrealista (se persigue) en los que el autor desbroza un surtido de temas de actualidad (violencia de género, soledad, etc.), y ficción, desde lo más personal de su trabajo (periodista de sucesos) a relaciones familiares ficcticias y de pareja. En el trasfondo están los problemas humanos candentes de siempre: la soledad, el sentido de la vida, las fobias y filias, etc. hijos...mendicidad.
Desde el auxilio narrativo de la primera persona urde un compendio bastante desigual.Los capítulos son de distinta naturaleza y calado, en lo formal y en el contenido: desde los cortos de enfoque agresivo, y porte más surrealista, a los más alargados en discurso narrativo, más realistas y experimentales. El autor toma el asidero del relato corto sin entrar en problemáticas de profundidad literaria, cargando las tintas en esos trasfondos para la reflexión y el pensamiento; con punzadas críticas sobre los avatares existenciales de nuestro tiempo. Otras veces se avanza en relatos largos con mayores pruritos literarios, frenándose luego a las exigencias impuestas, como quien entra en burladero a trompicones. No faltan experimentos narrativos ni argumentales, aunque alicortos, reincidiento en el círculo narrativo que acaba siendo cansino y facilón. La obrita se lee bien y rápido. Es evidente que el señor Carrasco sabe escribir y se nota la profesionalidad de la pluma, con resortes periodísticos evidentes y secuelas de los géneros en los que está ducho; él mismo lo dice avalando el lenguaje corto y claro, contundente; con mensajes firmes y sin complicaciones. El trabajo resultante está cocinado por lo tanto con esos ingredientes del cocinero avezado en el género, el placebo de una literatura sin mucho riesgo, en el pase corto del relato, el aliciente de temas de actualidad que enganchan mucho por la tragedia humana incomprensible: la violencia de género, la mendicidad, la desarticulación familiar...el desasosiego existencial. Tampoco se arriesga mucho en el intento, y disfruta escribiendo el autor, y el lector no se disgusta, aunque las provocaciones argumentales se culminen en el ancho campo de la frustración humana. No está mal, para optimismo ya están los triunfitos faseados por los poderes mediáticos. Lo peor lo encuentro -como he dicho- en esas desigualdades y asimetrías en el planteamiento general de la obra, que simplemente parece un acopio hecho a tiempo parcial (que seguramente será así), sin armazón de conjunto y con disparidades graves en la composición de unos y otros capítulos. En la reflexión de fondo, pues sí, una lectora como yo está bastante de acuerdo en los mensajes y sus críticas mordaces. El título tal vez sea un tanto representativo y globalizador de la obra, pero no creo que sea muy válido a nivel de edición literaria, por eso de que el marketing tiene sus leyes: cuando vende el autor..., el título pasa a primer plano y no importa; pero cuando el autor es local y desconocido, y el título (literario)equívoco, puede ser un handicap para las ventas. No sé si estaré equivocada, pero en Santander, y con este título...Creo que el autor se reirá (a carcajadas) de esto último y me rebatirá con facilidad.

QUE PARE EL TREN EN LOS PEDROCHES

QUE PARE EL TREN EN LOS PEDROCHES
Vista Parcial de la Manifestación en la Estación de Villanueva