lunes, 27 de febrero de 2012
El Temblor del Héroe
La trama archiconocida (ya) en torno a un profesor de Filosofía jubilado, que sufre el síndrome de apatía, inactividad, alejamiento de las aulas y alumnos, etc. Arropado por un matrimonio de traumatólogos a quienes orientó de jóvenes en la filosofía de la vida, que ahora constituyen el único sostén existencial del protagonista. La obra es de corto fuste argumental y mayor (no tanto) trasfondo reflexivo-filosófico, si bien es mermada la atención al protagonista, derrotando hacia otros focos temáticos. Entiendo que la crítica incide un tanto de forma errática, sobredimensionando el papel de Román (profesor) y su apatía existencial, que aparece en el texto, pero no está ahí el nudo de mayor empaque en el libro (creo). El autor lleva (o carga) efectivamente el designio de su contradicción existencial, material y moral, pero el argumento vira con mucha fuerza hacia la relación homosexual de los protagonistas y proyecta bastantes hilachos de relato autobiográfico. Hace también Pombo un uso desmedido de su erudición y cultura, que aquí se me antoja petulancia y pedantería, pues el argumento no admite tanta cobertura filosófica ni su trasfondo; a mí me chirría esa facundia de sapiencia en una lectura tan menuda, que abochorna (si el autor fuera modesto). Nadie duda que D. Alvaro Pombo es culto (creo) y con posibles intelectuales..., pero aquí está de sobra la jactancia constante. Resultan un tanto ridículas e irrisorias las parlamentas filosóficas entre una traumatóloga (joven) y un viejo profesor, a manera de humanistas del Scholastico de Villalón del s. XVI. A pesar de todo se lee bien y rápido, porque su calado es corto, aunque presuma de porte metafísico, tanto al uso de los literatos. Lo del Premio Nadal 2012 debe obedecer, en no poca medida, a eso de vislumbrar el jurado en la erudición (si es que juzgan a ciegas las verdades de la Literatura) la sombra de un ilustrado con más que pruritos. Y en eso sí acertaron.