Está Belalcázar ya rebosante de jolgorio y alegria, y la cosa no es para menos, que desde hace varios días y noches se espera con impaciencia la fiesta grande de la Virgen. Ntra. Sra. de Gracia de la Alcantarilla levanta pasiones en esta tierra, porque es una de las romerías más hermosas de la comarca. Sin duda alguna. Existen elementos más que suficientes para llegar al s. XXI con esta fuerta que tiene la fiesta, a la que no le falta tradición y ancestro, religiosidad y una extraordinaria singularidad. Pura personalidad, sí Señor. Pocas tradiciones se viven en la comarca con tantísimo brío y espiritualidad como ésta. Los ingredientes son magníficos: distanciamiento del pueblo bastantes kilómetros, que le dan un toque muy especial; días y noches de fiesta, de jarana y desenfreno; romeros con un sentido de profunda religiosidad; pasos y etapas en el traslado que para sí quisiera el mismísimo Rocío, porque el paso del río es apoteosico, que paraliza el corazón de los belalcazaremos. Todo ello edulcorado con un paisajismo excente que envuelve al evento con un cierto halo de magnetismo secular. Todo un acontecimiento para la comarca de Los Pedroches. Es digno de disfrutar, a lo grande y sin complejos, con la gente del condado, que son siempre hospitalarios y muy gallardos, ensalzando a su Virgen y recibiéndola con la majestuosidad de una Reina. Y es que Belalcázar tiene mucho peso y mucho poso..., Señores.
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