sábado, 20 de diciembre de 2008
Navidad en Los Pedroches
Comenzó ya, hace semanas, la recta trepidante de la Navidad. Las alegres luces del callejero y las fantasías de los escaparates; las idas y venidas, calle arriba calle abajo, de un público entusiasta que vence la temperatura invernal con un ambiente cuasi festivo, al son de los villancicos que flotan en el aire como pajarillos primaverales entusiasmados. Y al son de la cantinela, el griterio infantil del trenecillo turístico que en la dilatada jornada transita por el pueblo con alegría. Así es el ritmo de Pozoblanco, más vivo que nunca, porque la Navidad es sobre todo ilusión, a pesar del horrible mercantilismo en el que nos sumen las tiendas y mercados. En el fin de semana y los días previos se han consagrado las fiestas con las cenas de empresa y las vacaciones de la estudiantina, que ya con pleno sabor de navideño despliegan toda su energía. Unos días llenos de color y sabor, que solapan un tanto esa monotonía profesional que nos embarga, ese tedio que nos envuelve, y también esa doble moral que nos convierte en buenos y amistosos, en pacíficos y conciliadores, etc. Un velo de dulce tul que nos hace olvidar, siquiera un rato, la realidad más cruda, la verdad más agria y el mundo perverso en el que vivimos. Lejós, muy lejos de nosotros están esos mil millones de personas que no comen a diario; esos cinco mil niños que mueren al día de hambre; las guerras que se fraguan en la casa de los pobres..., y tantas otras cosas que disfrazamos con estos días de vino y rosas. Así de retorcida es la mente humana.., o así de simple, para poder subsistir en este mundo tan complejo lleno de injusticias y desigualdades. Mis felicitaciones para todos en estas fiestas navideñas.
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