sábado, 7 de septiembre de 2013

Pedrocheando


fotografía: Moises V.



Hay cosas que no se pueden explicar fácilmente. Con asiduidad asistimos y celebramos fiestas, saraos y botellones de todo tipo, pero ninguno es como nuestra fiesta grande del pueblo. No basta con salir a la calle, beber y despotricar por todo lo alto, que eso lo hacemos de continuo y hasta nos sentimos alegres y dicharacheros. Pero la Fiesta de verdad, la de todos, la que nos llena hasta el fondo y donde nos desfogamos de alegría es en Los Piostros. Creo que se juntan todos los ingredientes posibles para que sea un disfrute colectivo, y eso solo lo da la tradición, la espera, la familia, el pueblo y los que vienen del pueblo, los allegados, y hasta los turistas (últimamente). Los signos de identidad más nuestros salen a flote con el agua del otoño en ciernes, y la devoción a la Virgen de Piedrasantas se enciende hasta en los que no pisan nunca los umbrales de la iglesia. Hay que ver cómo hasta en un Estado laico se tambalean hasta las piedras del ayuntamiento para ensalzar a la Virgen, que es la estampa insustituible de la fiesta (aunque no mueva ya voluntades de mayordomía); como los piostros, que embargan nuestros corazones de alegría cuando los vemos y sentimos cabalgar desaforados por la cuesta del molar hirviéndonos la sangre. Año tras año revivimos la tradición como un rito que traduce nuestra identidad; con una solemnidad que, aunque esté revestida de elementos obsoletos, y ajenos a nuestras creencias actuales (tal como las tenemos y vivimos), las sentimos en lo más hondo y hasta el corazón y la garganta se nos cuaja. Esto es la fiesta en el sentido más profundo y verdadero, y la corriente sigue por sus cauces. La fiesta se vive. No estás en ella desganada y mortecina, sino contenta y alegre con los tuyos, con las amigas tildadas de jinetas y con todo el pueblo echando la casa por la ventana; viviendo con una intensidad inefable, como si el mundo se acabara y quedara fuera de nosotros. Difícilmente podría expresar el orgullo de las pedrocheñas subidas en las jamugas señoreando su alegría y contento, porque eso se lleva en la sangre. Pedroche vive ahora su fiesta grande.

QUE PARE EL TREN EN LOS PEDROCHES

QUE PARE EL TREN EN LOS PEDROCHES
Vista Parcial de la Manifestación en la Estación de Villanueva