Cataclismo político en el Ayuntamiento de Pozoblanco

Cierto, que no es santo de mi devoción, hablar de cuestiones políticas (estrictamente políticas) de la comarca y sus formas de gobierno;sin embargo, la debacle que se ha originado en la ciudad de Pozoblanco durante esta Semana Santa es de extraordinaria notoriedad a nivel local, comarcal y provincial. Se ha desencadenado un maremoto político que ha echado por tierra la gobernabilidad de un pueblo de gran importancia económica, política y cultural para nuestro entorno. La complejidad del asunto y los entresijos del problema dejan en el ambiente una nebulosa tan densa que es prácticamente imposible de entender: desde los problemas personales entre concejales; las fuerzas políticas internas dentro del partido del gobierno; la posición del alcalde, que ha dado un golpe de mano frente a sus mismos concejales, que solicitan su dimisión; el deterioro que desde hace meses se viene produciendo por todo lo anterior, etc. Y ante este panorama tan desolador, una oposición incompetente que a estas alturas aún no tiene puntos de vista claros, cuando el maremoto es de campeonato y ya nada se puede hacer más que salvar la vida del Pueblo, sin trastes ni enseres, porque todo está echado a perder. Da pena observar como la clase política no es capaz de llevar a cabo con dignidad y honestidad una tarea que debiera ser clara y cristalina como el agua, que no debe ser otra que la de solucionar los problemas del día a día de los ciudadanos. Sin embargo, aquí y allá, tenemos que conformarnos con unos señores (y señoras) que se ocupan más de sus situaciones, intereses y desmanes personales y partidistas que de lo que debían. Aún queda mucho por aprender al hombre, que es incapaz de entender la política con la mirada alta y clara de un dignísimo cometido, como lo es el ser capaces de ordenar y organizar nuestras formas de poder y sistemas de gobierno desde punto de vista racionales, por la consecución de la igualdad, la libertad, la justicia y el pluralismo político.