sábado, 8 de marzo de 2008

La Mujer Trabajadora en Los Pedroches

Nunca me han gustado estas efemérides institucionales, porque son puro protocolo, y no sé si ciertamente sirven para algo; sin embargo, y ya que están ahí, habría que enaltecer muy mucho el contenido de hoy, y tomar conciencia de las grandes deficiencias que aún embargan a la mujer trabajadora. En Los Pedroches, sabemos muy bien de los agravios que históricamente se han hecho a nuestras féminas, pues nadie como ellas han trabajado en el campo y en la aceituna, en las casas y con los hijos sin apenas reconocimiento. Comportan un caso más de esa sociedad tradicional, de carácter netamente machista, que una y otra vez infravaloró el esfuerzo continuo de las mujeres, con una sociedad de mente torcida que no apreciaba siquiera lo que tenía delante de las narices; porque, es obvio, que sin esta parte tan fundamental del colectivo la vida se hubiera paralizado en seco, pues representan el auténtico sostén de la vida. Desgraciadamente, su falta de formación general (educación) y su desvalorización económica (despojándolas de autonomía) permitieron una situación desgraciada tanto a nivel material como espiritual. Lo grave del asunto es que aún prevalecen no pocos de los agravios de antaño, a pesar de los ostensibles avances; sin embargo, aún sigue habiendo mujeres que no han alcanzado la independencia personal y son cautivas de las viejas estructuras maritales; muchas mantienen aún posiciones relegadas respecto a los hombres, y aún dependen de ellos al estilo tradicional. Mayor gravedad comporta también, y paradojicamente, la situación de muchas de esas mujeres que aparentemente son liberadas; lamentablemente se encubren en la sombra clamorosas situaciones de desigualdad: trabajos de casa, desigualdades económicas, educación mayoritariamente de los hijos; y también esas posiciones relegadas en empresas y puestos de trabajo, que están aún hoy dominados por los hombres. Desgraciadamente, estas situaciones son aún muy difíciles de subsanar, pues siguen siendo fruto de una mentalidad tradicionalista y desigual para con las mujeres, que en muchos casos se mantiene oculta por las mismas interesadas. De otra parte, los pruritos de igualitarismo de carácter político (cuotas), apenas si sirve para decorar como floreros (permítaseme la licencia, quizás agresiva) a unas mujeres que no pueden por otros medios alcanzar la igualdad. Tal vez sea la mejor prueba de que aún no se han alcanzado las condiciones necesarias de igualdad (ni siquiera en el ámbito político y jurídico).

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QUE PARE EL TREN EN LOS PEDROCHES

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