Nueva Cocina y los Gourments

Alguna consideración merece, a mi entender, la exaltación de la Nueva Cocina en España y sus enaltecidos gourments. El caso que nos ocupa pone bien en evidencia la situación de un país como el nuestro, que pasa de la nada al todo sin rubor, y a veces de forma un tanto chirriante. El caso de los cocineros de élite es bien ejemplificativo, porque muestra bastante bien el perfil que nos define en aspectos esenciales como pueblo. Alegremente pasamos de tener una mala alimentación y nefastos hábitos de consumo a ser los números uno de la cocina mundial; y es que a veces uno no puede creerse esta farándula, que posiblemente está movida por el dinero, el marketing y los intereses de unos pocos. Tengo que reconocer que los cocineros han aprendido muy bien la lección de los tiempos modernos en esto de el engaño de guante blanco, la palabrería (el sofisticado lenguaje, que a un palurdo puede atribular) y la dieta invisible de la estética vanguardista. Parece que nos hemos vuelto locos ante esta plétora de increíbles magos de la cocina que cobran cifras astronómicas por unas elaboradas recetas que, la mayor parte de las veces, hay que buscarlas en el plato. Más que la cocina, creo que son los medios de comunicación los que han elevado por las nubes y confundido al vecino de a pie..., porque, ¿qué puede tener elBulli para estar tan repleto con años de antelación sobre otras cocinas y lugares? O mucho me equivoco o lo que ahí se cocina no es solamente comer, sino pábulo social y el derroche económico para tranquilizar la conciencia de clase. Creo que a veces, en demasiadas ocasiones, nos dejamos llevar por los poderes mediáticos de la prensa y la televisión, que son capaces de elevar lo más simple a la máxima categoría de la estupidez. No califico para nada las bondades de esas cocinas, que no las conozco, pero las simples referencias estadísticas de las reservas y los rebuscados engendros culinarios (a cual más raro), siembran las sospechas más graves sobre la verdad de una comida sana, natural y normalizada. Lo demás, creo, tiene mucho de extravagancia y excentricidad, marketing y engaño que saben utilizar muy bien estos GIGANTES DE LA COCINA. Vamos.