miércoles, 16 de diciembre de 2009

Duermevela en vísperas de Navidad

Dormitan Los Pedroches en este duermevela prenavideño sin grandes novedades. El tiempo frío y la ambientación prefestiva acompañan, innotizados (como estamos) ya con el susurro de los villancicos y la estampa colorista de las luces. Sin embargo, en el marco nacional e internacional la borrasca noticiera de los últimos tiempos nos han dejado sin aliento, por la intensidad y gravedad de las noticias. Temas de suma importancia que han provocado ya ríos de tinta, pero que precisan de hondas reflexiones y análisis de profundo calado. Basta aquí siquiera con plantear toda esa panoplia de acontecimientos que chirrían en el aire con una intensidad atronadora. De de una parte el pasado premio nobel de obama, que ha dejado al aire las vergüenzas de la institución altruista sueca, a la que ya empezamos a mirar con ojos bien distintos, moviéndose en lo políticamente correcto y cometiendo (a nuestro entender)un error mayúsculo de enfoque; la concesión de un premio nobel de la paz a alguien que de momento no ha demostrado nada es bastante vergonzoso, pero más aún cuando el propio Obama recoge el galardón con la argumentación de "la guerra justa", que clama al cielo. Por otra parte tenemos el aún candente tema de la Conferencia de Copenague sobre el clíma y la necesidad de un acuerdo mundial de las potencias desarrolladas y las emergentes para avanzar sobre Kioto; una dura pugna llena de cinismo y de sarcasmo para lavarse los poderosos la cara ante la opinión pública, pues ni existe sinceridad ni las medidas son contundentes; las emisiones de CO2 precisan de mayores compromisos (sobre todo de algunos, que todos sabemos que no cumplen) y de políticas económicas más nítidas con los desfavorecidos, que lógicamente se quejan con razón y con verdades transparentes (El mundo desarrollado ha contaminado sin límite, y ahora se le requiere a ellos imponer límites sin mayor compensación). En tercer lugar habría que mencionar el tema de la crisis y los sindicatos, asunto manido hasta la saciedad que nos tiene ya anestesiados de puro dolor; las dulcificadas críticas de los sindicatos contra la penosa situación nos hacen temblar, porque indicen muy despacio y muy bajito contra la situación grave que atenaza a tantas y tantas familias. Pienso que no se sabe muy bien lo que se quiere, ni hacia donde hay que caminar, porque la Reforma Laboral, las transformaciones estructurales, etc., suenan a hueco. Lo que sí es cierto es que tenemos una crisis difícil de remontar, un deficit claro y un endeudamiento progresivo. Poco entiendo de política y economía, y desconozco la solución, pero los datos que ofrecen los análisis exteriores y las instituciones mundiales nos dejan temblando. Sin criticar en absoluto la necesidad de protección de los trabajadores, que es completamente imprescindible. Mayores problemas se ciernen aún en la densa atmósfera de este Diciembre que finiquita, como la aristada situación de Aminatu Haidar y los plebiscitos catalanes. Son temas de enjundia que requieren buenas dosis de reflexión y soluciciones imaginativas, que trascienden ya con mucho la actuación y solvencia del gobierno, porque arrancan del pasado y creo que tienen una larga proyección de futuro por su complejidad. El affaire de Haidar se enquistó de una manera grave por haber hecho durante estos últimos años mieles (diplomáticas de los distintos gobiernos) de un asunto que estaba por resolver, y en el que nosotros tenemos bastante que decir, y donde no sirve cerrar los ojos y mirar para otro lado; esto pasa cuando se quiere costal y castañas, sonriendo a Marruecos y al Frente Polisario; esta herencia envenenada tenía que emerger uno u otro día, y veremos como acaba. Otro tanto cabe decir del tema catalán, que encubre una dificultad de primer orden: la redacción del preámbulo estatutario y la utilización de ciertos términos y concesiones fue una tasa que el gobierno tuvo que tragar, pero ahora vienen los atragantos, que son angustiosos, sobre todo cuando las respuestas politicas ya vienen desbordadas por parte de la ciudadanía, que viene hablando alto y claro en un sentido; y con las urnas (que son palabras mayores), quieran o no quieran verlo los dirigientes y su sentido de la institucionalidad y de la legalidad. Vamos, que no faltan noticias de empaque en este final de año que avanza ya a pasos agigantados.

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QUE PARE EL TREN EN LOS PEDROCHES

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