sábado, 31 de enero de 2009

De vueltas con el asunto del Turismo...y el dinero

Con esto del Turismo se abren llagas constantemente, y la cosa no ha empezado aún. Ahora el patio está revuelto porque se priva de medios a la iniciativa privada, y la Mancomunidad y los alcaldes quedan con el pastel en la mano. El asunto es complejo y de mucho calado, sobre todo porque la iniciativa privada ha de ser un pilar en el que se sustente la acción turistica y el desarrollo de la comarca. Por supuesto que los Ayuntamientos y los alcaldes constituyen la otra pata de la mesa, pero ahora se erigen en arbitros de la situación, y lo malo del asunto es que las discrepancias entre concejos (de mayor y menor entidad) son arduas. El tema es peliagudo, porque unos son pequeños y otros grandes y poderosos; otros tienen gran parte del patrimonio, algunos no tienen nada, ni población ni patrimonio relevante. Una vez más parece que el dinero y su procedencia (de la Junta de Andalucía) se convierten en ejes del problema, y desde ese punto de vista la senda que se siembra no puede ser otra que la de la discordia. En reiteradas ocasiones hemos aludido al problema desde este blog, y pensamos que el problema del turismo, su desarrollo, promoción, explotación y disfrute debe de hacerse desde planteamientos serios, rigurosos y con amplitud de miras. El desarrollo de la comarca y el Turismo es hoy por hoy un puntal esencial, que debe asentarse en proyectos sensatos, elaborados (muy estudiados y analizados), amplios en sus enfoques y que sean capaces de vertebrar la dinámica económica comarcal teniendo en cuenta a todos los pueblos. Por consiguiente, la promoción de esta actividad en función del dinero (de lo que dán o de quien lo da) es a nuestro entender entender muy mal el asunto y de forma alicorta; aunque eso haya que arreglarlo de inmediato. Una entiende que en la comarca deben estar implicados todos los sectores en arrimar el hombro y tomar decisiones: los Ayuntamientos y alcaldes, por supuesto, pero no como vectores con supremacía sobre los demás; también la inicitativa privada; las asociaciones y promotores de distinta índole; los colectivos culturales en sus diferentes vertientes; los sectores económicos industriales y otros canales de dinamización. Lo que falta, y es más que sabido, es el espíritu de comarca y la unidad de acción. Por ahí debemos empezar a pergeñar el horizonte del desarrollo. Plantear entre todos qué es lo que se quiere y de qué manera; cuáles son las metas y los objetivos que deben de definir el desarrollo económico de la comarca; cuáles son los pilares fundamentales de desarrollo turístico (a nivel patrimonial, monumental, medioambiental, etc.); cómo se pueden promocionar los núcleos rurales más desfavorecidos y sin apenas potenciales. Todo esto requiere de una puesta en común que debe de arbitrarse ya desde algún medio, ya que no se puede perder tiempo en actuaciones dispersas que además general rechazos, encontronazos entre los distintos colectivos y aversiones indeseadas. No debemos marchar por ese camino. La Mancomunidad no debiera estar ajena, por muy representativa que sea a nivel político (que no lo es, como lo ha demostrado con sus actuaciones), a planteamientos abiertos, a debates, discusiones y foros que han de nacer ya para plantear el futuro. Parece olvidarse a veces que nos estamos jugando el futuro, porque esto del turismo y del desarrollo es la base de nuestro crecimiento. Entre todos llegaremos a un punto de unión, pero actuando por separado se compromete toda nuestra comarca. Y potencial tenemos, claro que sí.

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