domingo, 9 de septiembre de 2007

LOS PIOSTROS DE PEDROCHE

Un año más, con la ilusión y los pelos de punta a flor de piel, hemos podido disfrutar de Los Piostros de Pedroche. No hay en la comarca una fiesta más añeja (ja, ja, ja...), ni más enraizada, que los trotes de los equidos de la villa madre, desde la ermita de Piedrasantas a la población. Edulcorados, eso sí, con las filigranas y el aparato escenográfico que la historia ha ido componiendo con el devenir de las centurias. Sin embargo, el galope caballeril, la gallardía y porte de los jinetes guarda al parecer las esencias del pasado; claro que, ahora, democracizada del todo al común de los ciudadanos y engalanada con los florilogios del capitalismo de la contemporaneidad. El abuelo dice que antes no era todo el mundo el que podía hacer estos desmanes de lujo envanecido. No deja sin embargo de quedar ahí, con un halo de nuestra historia en todo su esplendor, después de muchos años. Hoy la gente lo vive con pasión de sangre, pues a la riquísima escenografía de los potrancos se une la sabia nutricia que la iglesia supo aprovechar, conjugando lo civil y lo religioso. Con esa inteligente amalgama de ingredientes (espectáculo de équidos y Virgen protectora) se ha creado a lo largo de tiempo una cimentación fortísima en el substrato cultural pedrocheño. Sobra que no se sepa, o se ignore, la verdad misma de los Piostros.

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QUE PARE EL TREN EN LOS PEDROCHES

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Vista Parcial de la Manifestación en la Estación de Villanueva