La Feria Taurina de Pozoblanco sigue su curso, y es para muchos aficionados una de las grandes bazas de los festejos de esta villa. También es verdad que para muchos otros esto ya no es lo que era, pues los carteles dejan mucho que desear, pues aunque participan toreros de renombre, éstos ya no son ni con mucho los grandes figurones del panorama Nacional. Ya se sabe..., para gustos hizo Dios los colores. Ayer el coso de Los Llanos sentenció la corrida de abono con Morante, El Juli y Pereda; uno de los carteles más atractivos de este año, del que se esperaba cierto brillo, además de los toros de Jaralta que volvían a esta Plaza. La cosa fue bastante irregular y desigual en toros y toreros. Los toros no estaban para tirar cohetes, y hubo algunos que sí presentaban trapío, nobleza en el enviste y cierto tiro, pero otros (como uno de los de Morante)ni para capea de maletillas. Los maestros dejaron poco sabor de boca, con algunas faenas sueltas y de cierto pase, dando como resultado una mediocridad notabla. Morante tuvo algún toreo en el primero del lote, pero en el segundo se llevó por su incompetencia el silvido del Respetable. El Juli estuvo entre el día y la noche; el chico es fino y sabe el oficio, pero ya no es lo que era, pues ya no parece ni la sombra del chavalillo que se comía los vientos; ahora tercia bien en capote y con muleta, y a veces (si está de ganas, que ayer no lo estaba) en banderillas. Pereda estuvo resultón, intentando hacer faena, y sacó algunos muletazos de calidad, con entusiasmo juvenil y muy buenas intenciones. En la espada, claramente suspenso, echando por tierra todo el valor de su disciplina en los tercios. Lo dicho, un carte de medio fuste,una plaza casi completa y un resultado muy desigual. Para pasar la tarde con cierta desidia. Hoy los victorinos han puesto el grito en el cielo, como si fueran la panacea del arte del toreo. El ganadero de Monteviejo se lleva los créditos de sus abultadas apariciones en medios de comunicación, y luego, salga lo que salga, porque es una ganadería sin ese pedigrí (de Albarraseda, 1912, ayer vamos) con que algunos la quieren tildar (otros las tienen mejores y no han saltado a la fama por la cosa mediática). Respecto al torero, pues a esperar, porque a priori es mucho toro para un torero del escalafón bajo, y veremos como sale la cosa. Es un riesgo muy fuerte el que ha tomado el empresario (o el Ayuntamiento), dando una oportunidad de oro al Usía de la comarca. Esperemos que sepa aprovechar la ganga y alcance la puerta del gallo (y la gente disfrute) en una fecha tan señalada: ni más ni menos que en la conmemoración de la muerte de Paquirri, cuando todas las televisiones tienen los ojos puestos en el coso (fatídico, en su decir) de Pozoblanco. Sigamos celebrando las fiestas.
sábado, 26 de septiembre de 2009
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