domingo, 3 de julio de 2011

Lecturas de verano


Con el estío siempre salen a luz buenas obras de lectura, y parece que las editoriales lanzan con mayor fuerza sus mejores autores. También nosotros nos animamos, aunque yo leo (o lo intento) de continuo cuando puedo. Entre las últimas lecturas quiero recordar y recomendar la última de Isabel Allende, que está casi siempre a la altura de las expectativas, con sus singularidades, pasiones y fantasmas. Esta obra de Allende avala, como siempre, los créditos extraordinarios de la autora. Su buen oficio en la escritura, por supuesto, narrando con una fluidez envidiosa; dibuja magníficamente las estampas materiales e imaginarias chilenas y los bajos fondos del mundo de la perversión americano y occidental (en las Vegas, en este caso). El argumento se enaltece desde el comienzo con mucha fuerza, porque la historia es apasionante, y apasionante son también los protagonistas (como Maya Vidal), cargados de vida, con mucho trasfondo psicologico y muchas aristas para dar juego. La autora nos sumerge como casi siempre en las ambientaciones latinoamericanas, sus mitos y leyendas, sus trasfondos cargados de grandes valores. En esta ocasión el contrapunto lo pone esa otra vida de Maya en un submundo de miseria y degradación que la autora refleja con grandísima autoridad y conocimiento. Con esos dos planos narrativos se juega en los diferentes capítulos, partiendo siempre desde la mirada retrospectiva de la protagonista. El discurso narrativo es fluido y con suficientes dosis de intriga y arrastre (por lo menos a mí me lo parece). Maya Vidal está perfilada con muy buenos cimientos, y Allende ha sabido retratar muy bien el bagaje psicológico de una jovenzuela adolescente de nuestros días (en muchas cosas me identifico) y un legado cultural americano muy fuerte en sus dos vertientes: la gringa de California (Berkeley) y la chilena que encuentra en sus ancestros (Chiloé) la dignidad y liberación como persona. Tal vez se le podría criticar en el planteamiento narrativo y argumental que sea un tanto incoherente por la madurez que presenta la chica y la díscola vida que narra en un margen relativamente corto de tiempo. Pero así son las novelas y sus licencias. Es a mi parecer una buena novela para leer y disfrutar con una autora de oficio, con magnífica pluma e imaginación; sensibilidad a raudales y poderío narrativo. Nadie como ella para meternos de lleno en unas vivencias tan reales e imaginarias, y con todos los recursos e inclinaciones que ella siempre derrocha (gusto por las comidas, sabores y colores; culebrón sudamericano, etc.). Allende es siempre Allende, pero evolucionando hacia escenarios nuevos y con protagonistas de mucho fuste, como ella misma reconoce. Es completamente recomendable para este verano. A mí me ha gustado.

QUE PARE EL TREN EN LOS PEDROCHES

QUE PARE EL TREN EN LOS PEDROCHES
Vista Parcial de la Manifestación en la Estación de Villanueva